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INTELIGENCIA ARTIFICIAL 14 Uno de los mayores retos de la ciencia, si no el mayor, es comprender el funcionamiento del “órgano rey”, el cerebro. La IA avanzada busca los patrones de fun- cionamiento del cerebro humano para forjarse a su imagen y semejanza. ¿Existe consenso en seguir el modelo de redes neuronales a pesar del desconoci- miento que todavía hay sobre los complejos procesos cerebrales? En un futuro ¿podría, paradójicamente, ser una IA la que nos explique cómo funcionamos, porqué somos como somos y, en definitiva, qué o quiénes somos? Sin duda. La inteligencia artificial ya está asistiendo a los humanos en la propia investigación de muchas dis- ciplinas. Una antena no se diseña, se deja en manos de un algoritmo genérico. Y esa antena nos envía los datos que recoge una sonda espacial, controlada a su vez por sofisticados algoritmos. Imaginen cualquier futuro, y se quedarán cortos. El órgano rey será comprendido, será simulado, será superado. ¿Cómo funciona en la actualidad y como debería evolucionar el aprendizaje automático, en el que el algoritmo aprende de la experiencia, y sobre todo de los errores, para hacer realidad lo que ha venido a llamarse una IA fuerte, una superinteligencia que decida por sí misma? Un reto al respecto serían las consecuencias de delegar en las máquinas el desa- rrollo de nuevos conocimientos y de determinados procesos cerebrales; la evolución de lamáquina ¿puede conllevar la involución de algunas de las capacida- des humanas? Todo progreso científ ico redunda en instrumen- tos que nos superan. Ya no levantamos pesos y nuestros cuerpos son más débiles que en milenios anteriores. Ya no calculamos y necesitamos de máquinas para dividir por 7. La inteligencia artificial pro- ducirá una debilitación de nuestra capacidad de alcanzar decisiones correctas. Los humanos estamos predispuestos a delegar nuestras decisiones. Pocos aman la responsa- bilidad, que implica decidir. Incluso preferimos que un algoritmo nos escoja pareja a intentar una aproximación humana directa. Sin duda, la mayoría se volcará en más entretenimiento banal. No es un escenario muy hala- güeño, pero creo que es inevitable. Ahora que ya hemos visto que la tecnología sigue su curso, y suexpansióny evoluciónes imparable, emergen nuevos factores a tener en cuenta, como la necesidad de legislar en un sinfín de cuestiones o de priorizar el factor ético a la hora de programar los algoritmos para que no tengan los mismos sesgos que los humanos. ¿Cuáles cree que serán los primeros asuntos sobre los que se haránnecesarias nuevas leyes? Y ¿cómo se logra el comportamiento ético de las máquinas?, ¿también legislando? En esta tarea de desarrollar máquinas que evolucionen siguiendo directrices basadas en valores universales, ¿qué papel jugarán los programadores, las corporaciones y los gobiernos? Existen iniciativas en la UE y en USA para establecer lími- tes a la inteligencia artificial. No existe consenso en cómo proceder. La UE es mucho más garantista que el resto del planeta e intenta avanzar lentamente. Los programado- res y las corporaciones deben seguir comportamientos éticos establecidos por las leyes aprobadas en los parla- mentos. El camino democrático es el único transitable. Toda corporación debe ser responsable. Si no lo es, será penalizada muy fuertemente. Necesitarán legislación urgente la asistencia artificial a mayores, la educación artificial a niños, las flotas de coches autónomos, los asis- tentes a jueces, a doctores. El Deep Fake requiere un esfuerzo legal colosal. Plantea en su libro Ética paramáquinas, un interesante tema sobre la necesidad de que una IA superior, que acabará por tener el control y será capaz de tomar las mejoresdecisiones yde reproducirsea símismamejo- rada en cada generación, sea programada con un “ingrediente”muy particular: la condescendencia. La racionalidad absoluta implicaría que, por lógica, los humanos fuéramos eliminados, a la vista de nuestras perniciosas acciones sobre la vida del pla- neta. ¿Cómo se programa unamáquina para que sea comprensiva y compasiva con los seres imperfectos que, en el origen, la crearon? Un ente artificial inteli- gente, justo y compasivo, ¿es posible? Sí, lo creo firmemente. La violencia es un vestigio que arrastramos de nuestros orígenes. Poco a poco pierde fuelle. Todas las sociedades evolucionadas tienden a la
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