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11 ENFERMEDADES NEURODEGENERATIVAS el riesgo de padecer la enfermedad de Parkinson y la demencia de cuer- pos de Lewy años antes de la aparición de los síntomas, detectando cuándo la proteína sinucleína se presenta en una forma anómala. Entre las herramientas de diagnóstico más importantes con las que se cuenta en el ámbito de las enfermedades neurodegenerativas figura el conjunto de tecnologías de neuroimagen, des- tacando la tomografía por emisión de positrones (PET), que se utiliza para medir la presencia y extensión en el cerebro de las principales caracterís- ticas neuropatológicas del Alzheimer; detecta las placas de beta-amiloide y los ‘ovillos’ de proteína tau hiperfosfo- rilada, información que hasta ahora solo podía obtenerse post mortem. También forma parte del abanico de pruebas que ayudan al diagnóstico, el estudio de los trastornos del sueño en fase REM. De la relación entre los trastornos del sueño y el Parkinson existen evidencias desde hace tiempo pero recientes investigaciones inclu- yen otro posible síntoma predictivo: los trastornos del movimiento durante el sueño en forma de espasmos. MUCHO POR HACER En cuanto a tratamientos innovadores, hace tan solo unos días se anunciaba la inminente apertura en Barcelona del primer Ambar Center, el proyecto con el que se llevará a la práctica la terapia de recambio plasmático periódico con albúmina que la farmacéutica Grifols lleva casi dos décadas estudiando y que ha demostrado ralentizar el pro- greso de la demencia en pacientes con Alzheimer moderado o leve. Con respecto a los tratamientos farma- cológicos, el doctor Suárez nos explica que aunque “es cierto que en los últimos años no se ha aprobado ningúnmedi- camento nuevo para la enfermedad de Alzheimer y todos los tratamientos apro- bados son sintomáticos, hay diversos ensayos clínicos, y uno de los fármacos más prometedores son los anticuerpos que eliminan la proteína aminoide, pero la mayoría no han funcionado; con el aducanumab, que está en discusión, se obtuvieron unos resultados prome- tedores, al parecer ha funcionado en algunos casos y en otros no”. Otros fármacos en investigación son, por ejemplo, una vacuna con- tra el Alzeimer o los que indagan en las posibilidades de las sustancias canabinoides. También se está expe- rimentando con las posibilidades que ofrecen las células madre, y se sigue avanzando en neuromodulación y estimulación transcraneal, eléctrica o magnética, técnicas que hoy se apli- can en pacientes que no responden a los tratamientos convencionales. En el ámbito de la electroterapia se ha con- seguido eliminar los temblores de los pacientes de Parkinson con técnicas de estimulación cerebral profunda, aplicando corriente alterna de baja intensidad. Y como dice el doctor Suárez-Calvet, “el hecho de que no tengamos tratamientos modificado- res de la enfermedad de Alzheimer no significa que no podamos hacer nada. Hay toda una serie de cambios en el estilo de vida que ayudan a pre- venir la enfermedad, por ejemplo, todo aquello que va bien para el corazón va bien para para el cerebro, eso quiere decir que el control de los factores de riesgo cardiovascular (diabetes, hiper- tensión, colesterol...), hacer ejercicio físico, etc., todo ello ayuda a preve- nir esta y otras enfermedades. Eso lo hemos de hacer todos, no hace falta un análisis de sangre para saber quién lo debe hacer y quién no”. En cualquier caso, la sociedaden su con- juntose verá afectada por las dolencias neurológicas asociadas al enveje- cimiento; como enfermos o como cuidadores, la presencia de estas enfer- medades en la vida de las personas crecerá. Este incremento en la prevalen- cia de las demencias, debido claramente a factores demográficos, tendrá en los próximos años un gran impacto eco- nómico en los sistemas de salud, que vendrá a añadirse al galimatías de la sostenibilidad de las pensiones. Según la Sociedad Nacional de Neurología, el coste del tratamiento del Alzheimer en España supone el 1,5% del producto interior bruto nacional, y cada año se diagnostican en nuestro país unos 40.000 nuevos casos. Veremos también nuevos debates sociales como conse- cuencia de las altas cifras de población envejecida, como conflictos generacio- nales por el uso de los recursos públicos, la demanda de una ética de la ciencia a la que se pedirá que la esperanza de vida avance en paralelo a la esperanza de vida de nuestras neuronas…, u otros que ya están sobre la mesa, como el derecho del individuo a decidir cuándo morir. Se necesitará voluntad, estrategias coordinadas e inversión para acometer acciones desde todos los ámbitos. Sí, hay mucho trabajo por hacer. No espe- remos a tener la pandemia encima. Aún se puede. n Tomografía por emisión de positrones (PET).
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