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36 BIOTECNOLOGÍA hacer una acción comercial. Es lo que vamos a intentar ahora [en enero]”, explica Asier Albizu, director ejecu- tivo de la compañía. El emprendedor habla de algunos obstáculos que han ralentizado el proceso, entre ellos, los frenos para trabajar y comercializar el material desde entidades privadas. La dependencia de España a los materia- les y equipos del extranjero también es un problema que la pandemia ha puesto de manifiesto. No solo en el retraso del material, sino en su coste: “Para daros una idea: ayer pagué un pedido 14.000 euros que me tenía que costar 5.000. Multiplico mi gasto por tres por no tener producción local y no puede ser”, ejemplifica. “Estamos creando un propio ecosistema [para producir desde lo local] y es un gran esfuerzo, pero todavía no hemos tenido ningún apoyo”, insiste Albizu. En línea con este discurso, Marisol Quintero, CEO de Highlight Therapeutics, empresa dedicada a la oncología, es muy clara: “O se invierte en biotecnología o no sales reforzado”. “Necesitamos una financiación pública un poco más valiente”, subraya Barreiro, también vicepresidenta de AseBio. UNA RED ÁGIL Y FLEXIBLE PESE A LOS RETRASOS En resumen, la biotecnología ha mos- trado su resiliencia durante esta crisis, pero no ha sido sencillo. Las empresas también han constatado algunas defi- ciencias del sistema y en particular en la producción y la regulación, como lo comentan nuestros socios. Y no solo los que se dedicaban, desde el sector privado, a la COVID-19. “Las pequeñas empresas y que además no nos dedi- cábamos a la COVID-19 estábamos a la cola”, comenta Quintero. “Hubo problemas para asegurar el suministro de lotes de productos inyectables, por ejemplo, y para empresas pequeñas como la nuestra lo debes de tener todo muy atado para tener acceso a ellos. Además, las agencias regulato- rias estaban colapsadas por toda la presión de la COVID-19, por las impor- taciones y exportaciones de material de todo tipo”, detalla. Dentro de esta actividad intensa y focalizada en la emergencia sanitaria, la empresa tuvo que buscar cómo hacerse un hueco para no cesar su actividad esencial. Beatriz Maroto, directora de operacio- nes de Amadix, se suma a esta idea, pues la empresa ha tenido que parar su actividad y no ha podido reclutar pacientes para sus investigaciones en cáncer colorrectal. Necesitaban que el paciente acudiera al hospital para extraerle una muestra de sangre, pero nadie podía presentarse. “Todos los recursos se destinaron a la COVID-19 y los médicos ya no tenían tiempo para nosotros. La pandemia ha tenido gran impacto en diagnósticos de otras enfer- medades como el cáncer”, lamenta. Pero de todos los errores se aprende. Maroto está convencida de que la pan- demia ha mostrado la posibilidad y la necesidad de flexibilizar plazos y tramites regulatorios y de financia- ción. “Si fuimos capaces de hacer eso así, con todos estos obstáculos y sin un reconocimiento histórico hasta ahora, imaginemos lo que haríamos con más apoyo y agilidad por parte de las instituciones”, anota. UN SECTOR REFORZADO Y A LA ALTURA QUE NECESITA AYUDA Pese a no estar bajo el foco, Quintero afirma haber cumplido con su calen- dario 2020. “Hemos podido mantener el nivel de intensidad que queríamos”, asegura. La clave ha estado en tener una actividad distribuida por territorios distintos, pues la pandemia no afectaba las regiones por igual y las cosas podían ir avanzando en Valencia, por ejem- plo, mientras en Madrid los hospitales estaban patas arriba sin un segundo para tomar un respiro. “La oncología al ser una prioridad, todo el mundo sabía que no podía parar”, reconoce Quintero. La lección que comparte con nosotros es que diversificar operacio- nes en diferentes territorios ha sido una gran ventaja. Pero, pese a ella, algo tuvo que cambiar. Los estudios clínicos, que siempre han requerido de gran presen- cia física, ahora se hacen a distancia: “Ahora como mucho se presenta el médico que tiene que atender a los pacientes y lo tienes que elegir bien”. Los que también apostaron por el con- tacto con el exterior fue el equipo de El 71% asegura en el estudio de AseBio que la investigación clínica ha sufrido un impacto negativo.

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