EMPRESA FAMILIAR 61 escuchar al resto de miembros. Pero escuchar de verdad, con empatía y respeto, prestando la atención necesaria al interlocutor que nos habla, atendiendo a la comunicación no verbal y sin tener ideas preconcebidas del mensaje del otro. Mantener una comunicación fluida y transparente en el día a día, tanto con los familiares que trabajan en la empresa como con los miembros de la familia que solo son accionistas, ayudará a generar confianza, a evitar conflictos familiares y a resolverlos cuando surjan, para impedir que trasciendan a la evolución del negocio. PROPIEDAD: SER ACCIONISTAS RESPONSABLES Otra preocupación frecuente es el aprender a ser accionistas responsables y actuar con el sombrero pertinente — trabajador, familiar o propietario—. Con el paso de las generaciones, de una compañía de fundador se evoluciona a una sociedad de hermanos primero y a un consorcio de primos después, en el que ya no todos los familiares trabajan en el negocio familiar y los roles se pueden confundir. Asimismo, cuando se trabaja con familiares, muchas veces se trasladan a la empresa las etiquetas y los roles que se tienen en la familia, lo que puede hacernos confundir si estamos actuando como trabajador, como familiar o como propietario. También puede ocurrir que los familiares no sean conscientes del rol desde el que tienen que actuar en cada momento, especialmente cuando no están en la gestión del día a día y solo participan en los órganos de gobierno. Por todo ello, es importante prestar atención a las diferencias de formación e información entre los familiares que sí que trabajan en la empresa familiar y conocen el negocio y el sector ferretero, y los familiares cuya participación se limita a los órganos de gobierno, por lo que tienen menos contacto con la compañía. Además de como propietarios responsables, estos últimos también necesitarán recibir cierta formación que les ayude a ser accionistas pacientes y comprometidos. Pensad que, si no se trabaja esta cuestión, se puede poner en una posición incómoda a los familiares que trabajan en el negocio y pueden aflorar roces y conflictos entre las múltiples ramas familiares. Los ejemplos son muchos y muy variados y todos ellos entrañan riesgos para el futuro del negocio. Un accionista puede entrometerse en la gestión diaria y, por ejemplo, ordenar el cambio de decoración de las instalaciones porque no le gusta, o dar órdenes en la fábrica, aunque no trabaje en el día a día del negocio. O seguir actuando como jefe-empleado en la paella del domingo o, al contrario, desarrollar conductas de nepotismo dentro de la empresa familiar…n Cuando se trabaja con familiares, muchas veces se trasladan a la empresa las etiquetas y los roles que se tienen en la familia, lo que puede hacernos confundir si estamos actuando como trabajador, como familiar o como propietario
RkJQdWJsaXNoZXIy Njg1MjYx