F75 - Ferretería y Bricolaje

EMPRESAS FAMILIARES 54 Ni pasivo, ni agresivo: asertivo Como quizá ya habéis experimentado vosotros mismos, los problemas de comunicación en una familia empresaria son bastante frecuentes, sobre todo en aquellas que no tienen bien resueltos los temas más complejos y delicados, como el relevo generacional, en un Protocolo familiar o unos Pactos de Familia. Ricard Agustín, fundador de Family Business Solutions y consultor de empresas familiares De entrada, os podría parecer ilógico que os cueste tanto comunicaros con efectividad en la empresa con vuestros hermanos y primos, porque os cono- céis desde siempre y habéis crecido juntos, o con vuestros padres y tíos, que os han criado desde niños. Pero tiene una explicación: los muros a la comu- nicación. Estos son los responsables de que, en ocasiones, sea tan difícil mantener una comunicación fluida y transparente y suelen estar relaciona- dos con los diferentes momentos del ciclo vital, con el rol que desempeña cada uno y con las diferencias y distan- cias existentes entre cada persona, así como entre las distintas generaciones y ramas de la familia. ¿QUÉ NOS PASA? ¿Y POR QUÉ NOS PASA? Buena parte de los problemas de comunicación están relacionados con el rol que ocupa cada uno en el trinomio familia-empresa-propiedad y con la confusión de estos roles. No es lo mismo comunicarnos con alguien como propietario, como familiar o como trabajador; sin embargo, en una empresa familiar no siempre es fácil distinguir desde qué posición estamos hablando. ‘¿Estamos hablando desde el rol de accionistas? ¿Conversando como hermanos/primos que se quie- ren/envidian? ¿O negociando como jefes de departamento?’, es la pregunta que deberíamos hacernos antes de transmitir un mensaje para evitar con- fusiones. Con el objetivo de asegurar una buena comunicación, también es importante que adaptemos el men- saje según si nos comunicamos con ‘los de dentro’ (los familiares que tam- bién trabajan en el negocio, como gestores) o con ‘los de fuera’ (los que solo son accionistas y, probablemente, dispongan de menos información). Otro muro a la comunicación son las etiquetas que cada uno llevamos asig- nadas desde pequeños por parte de la familia y que suelen condicionarnos incluso de mayores cuando se trasla- dan al ámbito laboral de la empresa familiar (el ‘mimado’, el ‘responsable’, el ‘inmaduro’, ‘el cabecilla’ …). Antes de comunicarnos, planteémonos si siguen siendo ciertas, puesto que las personas cambian y es justo que lo reconozcamos. Poder comunicar con asertividad es hacerlo con seguridad, para transmitir claramente lo que se piensa, se siente o se desea, aunque siempre de un modo amable, respetuoso y sensato Del mismo modo, que cada persona tenga unos valores personales muy diferentes puede desembocar en pro- blemas de comunicación. Los valores guían nuestro comportamiento y, si no están alineados con los del resto de miembros de la familia empresaria y no tenemos visión compartida, difí- cilmente conseguiremos una buena comunicación. Aquí también entra en juego nuestra propia manera de comportarnos, nuestro estilo de vida, nuestro momento vital y nuestra personalidad (dominante, influyente, estable o cumplidor) que crean muros basados en las diferencias persona- les. Por ello, es importante conocer

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