48 PROYECTO intermitencia y el problema del almacenamiento de energía, el proyecto Bio-FlexGen da respuesta ofreciendo altas dosis de flexibilidad. Por una parte, flexibilidad horaria: en cualquier momento en que se necesite energía, habráhidrógenoverdedisponible de forma inmediata. Después, flexibilidad diaria: gracias a la biomasa sostenible, se puede producir calor y electricidad de forma rentable. Y por último, flexibilidad estacional, aprovechando la producción dehidrógenoapartir debiomasacuando haya una baja demanda de calor, como en verano. El resultado: una energía 365 días, 24 horas disponible. UN PROYECTO 'MADE IN EUROPE' CON CUATRO APELLIDOS ESPAÑOLES Bio-FlexGen es unproyectoque bebe de la última convocatoria para la investigación e innovación Pacto Verde Europeo, del programa de investigación europeo Horizonte 2020. Son cinco los países de la Unión Europa que trabajan en él - España, Finlandia, Suecia, Alemania y Hungría-; en total, 14 socios entre los que hay centros de investigación y universidades, proveedores privados de tecnología (pymes o grandes empresas) y expertos en evaluación de impacto, difusión y políticas. Entre esta amalgama de voces expertas y enfoques, los cuatro socios españoles colaboran para hacer posible la tecnología de cogeneración que promete revolucionar el panorama europeo, cada uno en su papel. El del centro tecnológico Ikerlan, lo explica Idoia de la Iglesia, del departamento de Tecnología de la Información y las Comunicaciones: “Ikerlan está diseñando la solución de digitalización que permite optimizar el funcionamiento de las plantas de cogeneración que integren la tecnología Bio-FlexGen. Este sistema permitirá recoger información sobre el estado de las plantas de cogeneración y, gracias a la combinación de estos datos con los extraídos de los mercados de energía y mediante técnicas de inteligencia artificial, se propondrá la configuración óptima de la planta que permita maximizar los beneficios de esta”. De nuevo, la tecnología es clave. Otro socio es el IIT (Instituto de Investigación Tecnológica), un centro que pertenece a la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Universidad Pontificia Comillas, que “participa en varias tareas y grupos de trabajo relacionados con cómo se evaluará la viabilidad económica de la tecnología y los impactos sociales de su implementación”, detalla José Pablo Chaves, subdirector de recursos de investigación del IIT. También analizan cómo definir los sistemas eléctricos y de calor. Una vez configurada la planta, definidos los procesos y analizados sus impactos, habría que probarla. En ese último escalón entran los otros dos socios españoles, empresas privadas. “En este proyecto nuestro papel es el de usuario final y, como tal, nos ponemos a disposición de esta iniciativa para que nuestras instalaciones y procesos sirvan demesa de pruebas de la tecnología que se está estudiando. Daremos el input del potencial consumidor", explica Cecilia Berganza, gerente de Procesos y Combustibles Alternativos en CEMEX España Operaciones. Un rol similar es el que desempeñará Sulquisa, una compañía minera española que centra su actividad en la producción de sulfato sódico anhidro y cuenta en sus instalaciones con una planta de cogeneración en ciclo simple. Tal y como detallan Carlos Barrenechea, director general de Sulquisa, y Guillermo Hervalejo, adjunto a dirección, “con nuestro perfil de empresa industrial somos miembros del Proyecto Bio-FlexGen como socios de caso de aplicación y uso de la tecnología en nuestro proceso productivo”. Bio-FlexGen hará posible readaptar instalaciones existentes de cogeneración a los nuevos requerimientos tanto energéticos comomedioambientales, para así hacerlas nuevamente viables y competitivas
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