TRIBUNA DE OPINIÓN 33 Corren ríos de tinta actualmente sobre los edificios inteligentes, y por un buen motivo: porque son cada vez más importantes para el entorno edificado, especialmente en el sector comercial. Para la mayor parte de los responsables de edificios, así como para sus ocupantes, la experiencia diaria con el concepto ‘inteligente’ no estará asociada a un templo de tecnología recién construido, sino más bien al bloque de oficinas 'moderno' levantado hace unos años, pero equipado con sistemas contemporáneos. Empecemos primero por definir el concepto ‘inteligente’ en el ámbito de la gestión de edificios y echemos un vistazo a algunas de las cuestiones que deben abordarse para permitir que los ocupantes de los edificios futuros se beneficien de las inversiones actuales. INVERSIÓN EN EL PARQUE ACTUAL DE EDIFICIOS La verdad es que una gran cantidad de edificios no funciona tan bien como podría, principalmente debido a su antigüedad. Al fin y al cabo, no existía un concepto de qué podría ser 'inteligente' cuando se diseñó y construyó la mayor parte del parque actual de bloques de oficinas y almacenes. Como resultado, amenudo se desperdicia energía en mantener la temperatura ambiente en las habitaciones vacías, las temperaturas pueden fluctuar y los niveles de iluminación pueden dejar mucho que desear. El resultado son costes que pueden evitarse, y un entorno de trabajo que dista mucho de ser el ideal y que puede afectar negativamente a la productividad. Abordar estas cuestiones puede resultar abrumador si tenemos en cuenta que, en muchos casos, estos edificios antiguos no resultan adecuados para una transformación inteligente completa. La buena noticia es que no tiene por qué ser todo o nada. Un sistema de gestión de edificios (BMS) moderno puede proporcionar la base para varias mejoras ‘inteligentes’ altamente beneficiosas sin necesidad de realizar trabajos estructurales. AVANZAR EN LA DIRECCIÓN CORRECTA Por ejemplo, resulta sencillo instalar sensores de movimiento y ocupación que pueden ayudar al responsable del edificio a realizar ajustes para crear entornos más óptimos en áreas con altos niveles de ocupación y a apagar sistemas en salas o plantas que no se estén usando. Medidas tan sencillas como esta pueden ser el primer paso hacia la creación de un conjunto más integrado de controles inteligentes. Por otra parte, el edificio podría no necesitar todos los adelantos tecnológicos. No resulta inteligente gastar dinero donde no es necesario. Lo inteligente es invertir en lo que se precisa para solucionar problemas. De hecho, los edificios inteligentes del futuro ya son una parte dominante de nuestro paisaje urbano: estas estructuras heredadas suelen poder mejorarse en términos de costes para ofrecer un entorno moderno y controlado capaz de adaptarse a los niveles variables de ocupación, cada vez más habituales ahora que el trabajo híbrido se ha generalizado. DÍAS CADA VEZ MÁS CORTOS Renovar un edifico con algunos elementos inteligentes puede resultar beneficioso, especialmente en un momento del año en el que los problemas asociados a las noches más largas y las mañanas más frías pueden abordarse mediante los sistemas más sencillos de control de iluminación y sensores de calor. Iluminar oficinas, salas de conferencias y vestíbulos vacíos porque fuera es de noche puede ser un despropósito costoso. El dinero inteligente se puede invertir en un sistema a medida que responda a los requisitos del edificio o, aún mejor, en un sistema que se ajuste a factores externos como la hora del día y el tiempo. Los edificios inteligentes del futuro ya están aquí; todo lo que necesita para sacarles partido es un poco de experiencia y la tecnología adecuada. n Nuevos trucos para edificios antiguos Stefano D'Agostino, general manager - Honeywell, Managing Director de Trend Control Systems Ltd.
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