45 SECTOR Además, el presidente de Repsol apuntó que, “como sociedad, nuestro reto es transformar nuestra forma de crecer, nuestra economía y nuestra industria para alcanzar la neutralidad climática en 2050, pero sin perder el liderazgo tecnológico-industrial”. Según Brufau, Europa está centrada en la sostenibilidad de la transición energética: “La descarbonización exige bases tecnológicas e industriales sólidas, exentas de ideologías y dogmatismos, y un marco regulatorio estable que incentive las inversiones para no perder competitividad”. En su intervención, enumeró las “luces y sombras” de la reacción europea ante la guerra en Ucrania. En el lado positivo, destacó la cohesión y la solidaridad de Europa y la política de sanciones a Rusia. Por otro lado, afirmó que la estrategia regulatoria de Europa carece de planificación, lo que compromete la seguridad de suministro y la asequibilidad de la energía. En este punto, consideró que la regulación europea fomenta la reducción de emisiones a costa de perder tejido industrial y competitividad, ya que una parte de las emisiones que se reducen en la Unión Europea se exportan a otros países que asumen esta producción industrial. “Es imprescindible que Europa cambie la manera de construir las cadenas de valor y suministro para no depender en la transición energética aún más de China o Rusia”, subrayó. Además, recordó que la Unión Europea importa el 55% de la energía que consume, mientras Estados Unidos es un exportador neto. Según Antonio Brufau, “la transición energética supondrá mayores costes, pero el fomento de la tecnología y la innovación tendrán un papel decisivo en su reducción”. Defensor de la neutralidad tecnológica, ha reiterado que debe abrirse la puerta a todas las opciones que garanticen una transición justa en términos económicos y sociales, e incentivarse y facilitarse que se produzca la inversión privada en I+D+i y en escalado industrial, con el único objetivo de descarbonizar. A su vez, el presidente de Repsol abogó por acompañar la electricidad renovable y el vehículo eléctrico, que califica de importantes para la transición energética, con combustibles líquidos neutros en carbono y de captura de CO2, para que la transición sea más rápida y de menor coste para el ciudadano. “En un mundo nuevamente bipolar, la tecnología determinará el papel de Europa”, sentenció. Asimismo, aseguró que los combustibles renovables son una oportunidad para reforzar el tejido industrial, dinamizar las cadenas de valor y suministro y fortalecer la autonomía estratégica. “Europa no puede renunciar a su industria, motor de riqueza, bienestar y empleo de calidad”. Adicionalmente, defendió unas reglas de juego claras para fomentar la innovación tecnológica y la inversión privada necesaria para desarrollar tecnologías nomaduras y no quedarse atrás. “La transición tiene que servir para fortalecer nuestro sistema tecnológico y nuestro tejido industrial”, exhortó, para que no se convierta en “una plataforma extractiva de recursos públicos que alimentan las bases tecno-industriales de otras regiones”. Brufau se refirió también a la necesidad de que el ciudadano no sea el gran olvidado del debate energético: “Los ciudadanos tienen derecho a decidir qué consumir y cómo hacerlo, siempre con el objetivo de la descarbonización, pero cubriendo sus necesidades energéticas a precios asequibles”. “La regulación debería tener en cuenta las reclamaciones de la sociedad, que demanda un equilibrio en el trilema energético, es decir, energía segura, sostenible y asequible”. En 2023, Repsol prevé invertir 5.000 millones de euros, gran parte destinados a la transformación de sus negocios. El consejero delegado de Repsol Josu Jon Imaz destacó que descarbonizar no puede ser el único objetivo y puso el foco en la seguridad de suministro y en la energía asequible
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