ES379 - Estaciones de Servicio

7 EN PRIMERA cidas y herbicidas para protegerlos de plagas y malezas, lo que puede tener efectos negativos sobre el medio ambiente y la salud humana. Para minimizar este impacto, se sugiere emplear técnicas ecológicas y sostenibles de cultivo, así como fomentar la diversificación de las materias primas. ¿QUÉ ESTÁ OCURRIENDO EN EUROPA? En otros países europeos también se está avanzando en la implantación de los ecocombustibles como una alternativa sostenible para el transporte. Algunos ejemplos son: Francia El país galo ha sido pionero en Europa en introducir una cuota obligatoria de biocarburantes en el mercado desde 2005. Actualmente, esta cuota es del 8,2% para el gasóleo y del 7,9% para la gasolina. Además, Francia cuenta con varias plantas de producción de biocarburantes a partir de aceites vegetales usados o residuos sólidos urbanos. Alemania El país germano es el mayor productor y consumidor de biocarburantes en Europa, con una cuota obligatoria del 6% desde 2015. Además, Alemania está liderando varios proyectos para desarrollar combustibles sintéticos a partir de CO2 e hidrógeno renovable, con el apoyo de la industria automotriz y aeronáutica. Suecia El país escandinavo es uno de los más avanzados en el uso de biocombustibles, especialmente de etanol y biodiésel, que representan el 20% del consumo total de combustibles para el transporte, según datos de la Comisión Europea. Además, Suecia ha puesto en marcha varias iniciativas para promover los biocombustibles avanzados, como el proyecto Bio2G, que pretende producir biogás a partir de residuos forestales. Da igual que por cada 1% de aumento de estos ecocombustibles se ahorren 800.000 toneladas al año de CO2 en el parque automovilístico. No importa que eviten la costosa renovación de los automóviles de combustión, por el momento imposible, según vemos con el aumento incesante de la antigüedad de los vehículos que circulan por nuestras calles y carreteras (ya estamos en 13,9 años de media). Tampoco parece relevante que se generen a partir de recursos autóctonos, lo que garantiza el suministro y evita la dependencia en un sector tan estratégico como la energía. Ni que puedan ser un empujón económico de enorme importancia para la España rural y vaciada; y, por supuesto no parece importar, al menos a nuestro Gobierno, que España tenga ahora mismo una industria refinería de primer nivel que le podría permitir situarse en la vanguardia de la producción de estos ecocombustibles. Ni que potencien la economía circular que es, sin duda, la única sostenible en el futuro. La excusa para dejarlos fuera ha sido la huella de carbono que generan las prácticas agrícolas. Seguro que debe de haber otra que no nos quieren decir porque ésta no hay quien se la trague. Estoy convencido de que en el futuro habrá coches eléctricos de batería y coches eléctricos de pila de combustible con hidrógeno, pero sería ridículo renunciar a los motores de combustión con combustibles que cumplan losmismos objetivos de emisiones netas cero. La electricidad tiene un gran problema, que es su almacenaje; por eso, los coches, para conseguir unas autonomías mínimamente aceptables, tienen que llevar pesadas baterías de 90 KW en adelante y para efectuar cargas rápidas en esas baterías se necesitan cargadores de al menos 150 KW para que se realicen en unos 20-25 minutos. De momento eso es lo que hay, aunque es posible que con las grandes inversiones que se están acometiendo algo cambie a mejor en el futuro. Esto nos lleva a que, en una instalación media de recarga, que tenga unos doce puntos de recarga rápida para poder dar servicio en un tiempo razonable a una demanda normal de vehículos, tendremos que suministrar cerca de 2.000 KW, que es el equivalente al consumo simultáneo de una población de unos 4.500 habitantes. No nos podemos permitir el lujo de prescindir de tecnologías ya maduras que, además, tienen una gran capacidad de mejora con una regulación que, aunque no incentive, al menos no entorpezca las necesarias inversiones. No perdamos de vista el objetivo final y empecemos ya mismo a reducir las emisiones y a recorrer esa transición hacia una energía más limpia. “La neutralidad de emisiones es una tarea inmensa en la que tenemos que cooperar todos”, apuntaron fuentes de la AOP

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