EP23 - Enviropres

BIORRESIDUOS AGROALIMENTARIOS 18 Durante los últimos años se están produciendo importantes cambios en lo que toca a nuestra manera de vivir, de consumir y de producir, tanto a nivel nacional como europeo, que afectarán a la sociedad en un futuro cercano. Estos cambios se deben en gran medida a una mayor conciencia social sobre la necesidad de un desarrollo más sostenible, lo cual está plenamente alineado con el concepto de Economía Circular y el reto que esta supone en cuanto al aprovechamiento de los recursos disponibles y la consiguiente reducción en la generación de residuos. Asimismo, nos encontramos con legislación en esta materia, tanto a nivel europeo- como el Marco para la Economía Circular (2018) – como a nivel nacional. En este último caso, nos encontramos la Directiva 2018/852, la cual estipula que en 2030 se ha de reducir hasta el 10% o menos el porcentaje de residuos depositados en vertedero. Licinio Díaz, responsable de la Unidad de Biotecnología Industrial y Ambiental de Itene Beatriz Vallejo, técnica de Proyectos de la Unidad de Biotecnología Industrial y Ambiental de Itene Isabel de la Torre, técnica de Proyectos de la Unidad de Biotecnología Industrial y Ambiental de Itene BIOWASTE2PACK: UN PASO ADELANTE EN LA VALORIZACIÓN DE BIORRESIDUOS PARA LA INDUSTRIAL DEL ENVASE Según la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, hasta un tercio de todos los alimentos producidos para consumo humano (lo que equivale a cerca de 1.3 mil millones de toneladas al año) se estropea o se desperdicia antes de ser consumido (1). A nivel europeo, España es el séptimo país que más comida desperdicia cada año (7,7M toneladas), tras Reino Unido (14,4M toneladas), Alemania (10,3M toneladas), Holanda (9,4M toneladas), Francia (9,0M toneladas), Polonia (8,9M toneladas) e Italia (8,8M toneladas). De esta cantidad, únicamente se recu- pera el 16%, quedando el 84% restante sin posibilidades de valorización (812.114 t) y, por tanto, destinado a vertedero (2). Esto supone un elevado impacto ambiental, ya que se generan 445.000 t de CO 2 (3), y económico, perdiéndose 33,2 millones de euros (teniendo en cuenta que el coste actual de vertido es de 30€/t (4)). Este bajo porcentaje de valorización de materia orgánica contenida en los residuos sólidos urba- nos se debe a la incapacidad industrial de desarrollar otras aplicaciones de alto valor añadido (5). Asimismo, esta situación también implica el incremento en la demanda de nuevos materiales de origen biológico, biodegra- dables y compostables para aplicaciones de envase y embalaje, como por ejemplo el ácido poliláctico (PLA), el polibutilen succinato (PBS), los polihidroxialcanoatos

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