59 ROBÓTICA midores y cómo esperan recibir sus productos ha cambiado radicalmente y esto ha provocado un replanteamiento de todas las operaciones, desde la organización de las plantas, hasta el movimiento de las mercancías o las estrategias laborales. Todo ello requiere invertir en tecnologías innovadoras y los robots móviles autónomos (AMR) se están posicionando como la mejor solución para satisfacer las expectativas de los clientes, los empleados y los inversores. LA ESCASEZ DE MANO DE OBRA SE CONVIERTE EN UN PROBLEMA REAL La falta de empleados no es un problema sin solución. De hecho, contratar más trabajadores no siempre es la respuesta, ya que muchas veces no se aprovechan realmente los recursos disponibles. Se puede tener todo el personal necesario y aun así no satisfacer la demanda. Las personas tienen límites físicos que hay que exigir que se respeten para velar por su salud. Sólo pueden estar en un lugar a la vez, moverse con cierta rapidez y levantar una pequeña cantidad de peso. Aquellas empresas que no lo hagan, se enfrentarán no solo a la marcha de empleados cualificados sino a la pérdida de su reputación a la hora de encontrar nuevos talentos. Además, por ejemplo, según el Global Warehousing Vision Study, el tiempo medio necesario para conseguir que un nuevo trabajador de almacén alcance la plena productividad es de unas 4,7 semanas. Por ello, contar con las soluciones de AMR y sus capacidades de orientación, permite que los nuevos trabajadores puedan ser plenamente productivos desde el primer día, además de que las labores de fabricación y almacenamiento sean accesibles a personas de todas las capacidades, no sólo a las que tienen mejor vista, resistencia o fuerza. NO HAY LUGAR PARA EL ERROR EN LA VENTA DIRECTA AL CONSUMIDOR Si no se entrega un pedido a un distribuidor, a una tienda o una empresa de forma precisa, a tiempo y en su totalidad, las consecuencias son evidentemente negativas. Pero parecerán leves en comparación con lo que ocurre cuando esto pasa con un pedido que va al consumidor final Contar con las soluciones de AMR y sus capacidades de orientación, permite que los nuevos trabajadores puedan ser plenamente productivos desde el primer día, además de que las labores de fabricación y almacenamiento sean accesibles a personas de todas las capacidades, no sólo a las que tienen mejor vista, resistencia o fuerza (D2C o Direct-To-Consumer): multitud de clientes enfadados, pedidos cancelados, mala imagen en redes sociales, etc. La reputación de la marca se traslada del mundo de los consumidores al de las empresas porque, admitámoslo, los responsables de la toma de decisiones de las compañías también son consumidores. Además, si un cliente tiene una mala experiencia con una marca, no volverá a comprar sus productos, ya sea directamente o en una tienda. Ese negocio (y los ingresos) se pierden para siempre. MÁS PEDIDOS SIGNIFICAN MÁS COSTES OPERATIVOS Hasta que no aumente el número de trabajadores con tecnologías de automatización como los AMR, seguirá siendo difícil procesar, producir o mover más productos. Las empresas seguirán perdidas en un círculo vicioso de trabajadores cansados, finalización más lenta de las tareas, retrasos en los pedidos, descuidos y errores. Al mismo tiempo, destinar profesionales a hacer recuentos de inventario no tiene sentido en el actual mercado laboral y, además, implica el riesgo de cometer errores o inexactitudes que pueden provocar pérdidas económicas. Esos retos se pueden prevenir apostando por una solución flexible de robots como servicio (RaaS) que puede ampliarse fácilmente en cualquier momento si cambian las necesidades. Aunque las objeciones a la necesidad de invertir en soluciones de automatización como los AMR son menores que antes, la incertidumbre a la que se enfrentan muchas empresas puede hacer que se opte por no hacer nada. No obstante, es un hecho que las compañías que salen de su zona de confort y se toman en serio la apuesta por la innovación son las tendrán un mejor futuro.
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