OPINIÓN Y bajo su dirección, ¿qué rumbo va a experimentar la IAAC? Ahora mismo, a nivel planetario nos estamos enfrentando a dos grandes retos. Por un lado, seguimos teniendo una población creciente. En los próximos años seremos casi diez millones de personas más, pero simultáneamente tenemos otro reto que es el ambiental. El progresivo calentamiento global y el consecuente cambio climático nos están afectando radicalmente. De alguna manera, el IAAC quiere seguir posicionándose porque no es que sea una reinvención, sino que hay que seguir capitalizando esta innovación, centrada en producciones que permitan mitigar estos efectos. El sector de la construcción representa casi el 40% de las emisiones globales, por tanto, cualquier contribución puede tener un impacto importante. Desde el IAAC estamos muy comprometidos y quiero que seamos una de las líneas estratégicas para afrontar estos dos grandes retos. No podemos parar la máquina de seguir construyendo porque tenemos una población creciente, pero sí hay que hacerlo de una manera radicalmente diferente a la que se hacía hasta ahora. ¿Qué es lo que cambia radicalmente? Que históricamente los edificios y las ciudades se construían sin tener en cuenta toda la cadena de valor, como de dónde venían los materiales o sus huellas ecológicas y ambientales. A día de hoy es fundamental para el IAAC disponer de esta trazabilidad de la cadena de valor, que va desde el punto de origen material hasta el ensamblaje final del edificio, y también sus vidas posteriores. En definitiva, el ciclo de vida entero. Esto está cambiando un paradigma, ya que muchos procesos que son mucho más locales, pretenden ejemplificar la reindustrialización de las ciudades, construyendo con menos materiales. Ésta es la visión más intelectual del IAAC. Mi experiencia estos años, sobre todo, en la Universidad de Harvard y en las instituciones en las que he trabajado, me ha permitido crear toda esta línea intelectual, que es muy importante para alimentar el resto de proyectos que disponemos. Por ponerte un ejemplo concreto, uno de los libros para mí fundamentales que he escrito en los últimos años, que ayuda a articular un poco toda esta cuestión, se llama ‘Urbanismo en madera’ que casi es más interesante el subtítulo ‘From the molecular from the territorial’ (de la escala molecular a la escala territorial). En el fondo, lo que se trata es poner énfasis en la conexión que hay entre los territorios, los objetos, los sistemas constructivos que utilizamos… mi investigación personal como arquitecto ha estado más centrada en industrialización en madera, pero abarco una visión intelectual más amplia. Acabamos de construir varios prototipos, algunos de ellos en madera, pero también hemos construido la primera casa impresa en 3D, íntegramente con arcilla local. Reescalamos todos los procesos y tenemos una máquina que está literalmente cogiendo arcilla a pocos metros del edificio. Es una manera de demostrar cómo es posible crear un edificio que trata de cortar todas las huellas de carbono y ambientales. Ese espíritu de conectar todas las escalas, poniendo el foco ambiental, será central en los próximos años. ¿La arquitectura y los modelos tradicionales de construcción han quedado obsoletos o están experimentando una reconversión? Nos gusta pensar que hay mucho ‘know-how’ y mucha sabiduría vernacular. Existe mucho conocimiento desarrollado durante años en numerosas construcciones y esto lo vemos en millones de ejemplos por todo el mundo. De alguna manera, otro de los ejes que queremos fomentar es cómo con nuevas herramientas somos capaces de reinterpretar aquellos procesos que han funcionado hasta la actualidad, pero con estrategias más ecológicos y rápidas. Estoy convencido que vamos a entrar en una etapa muy importante en dos ejes. Por un lado, la industrialización. La gran mayoría de construcciones se realizan con proceso manuales, poco profesionalizada en algunos aspectos, así que hay en particular en España un largo recorrido, aunque cada vez veremos más iniciativas. Por el otro la apuesta por sistemas constructivos y materiales que de verdad estén diseñados para paliar los efectos del cambio climático. Hasta la fecha ha sido una dimensión que hemos obviado, nos hemos centrado más, por decirlo así, en el proceso operacional del propio edificio, pero nos hemos dado cuenta que el cómputo total de la energía empleada en construir un edificio y luego su mantenimiento, pero también incluso antes de que esté construido. Por tanto, esto es muy importante que todo el proceso, así como dónde vienen los materiales, cómo se prefabrican, cómo se construyen… son datos casi más importantes desde el punto de vista ambiental que cuánta electricidad gastamos o cuántos aires acondicionados hay en un edificio. No estoy diciendo que no sea importante, pero sí que además de la energía operacional hay que hablar de energía embebida en la construcción. "A día de hoy es fundamental para el IAAC disponer de esta trazabilidad de la cadena de valor, que va desde el punto de origen material hasta el ensamblaje final del edificio, y también sus vidas posteriores" 23
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