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15 INFORME ese retroceso, la producción del 2024 es comparable al del 2019, que en su momento fue el mejor año tras la crisis del 2008. Visto así, el diagnóstico no es excesivamente dramático: en un momento de alza de costes, encarecimiento de la financiación e inquietud en los mercados inmobiliarios, es comprensible que el sector no pueda mantenerse produciendo a niveles tan altos, ajeno a todos estos vientos de cara. Ahora que ya no se esperan sorpresas dramáticas de inflación o de política monetaria, el sector entra en una fase con menos obstáculos para el crecimiento. Pero la mejora será lenta: la nueva previsión para 2025 (0,6%) puede calificarse de estancamiento, y las proyecciones para 2026 (1,8%) y 2027 (1,7%) no contemplan avances excepcionales, simplemente próximos a las expectativas para el conjunto de la economía europea. Las tasas de crecimiento se resienten porque en la lista de países que necesitarán más tiempo para recuperarse encontramos tres de los mercados más grandes de Europa: Italia, Francia y Alemania. Estos países son responsables prácticamente de la mitad de la producción de todo el sector europeo, con lo cual sus dificultades repercuten de manera muy contundente sobre los promedios europeos de crecimiento. La otra mitad del mercado, entre la cual encontramos a España, avanzará a ritmos en torno al 3% anual a lo largo del periodo 2025-2027. A estas alturas, ya no es ninguna sorpresa que la mayor parte de los problemas de crecimiento del sector europeo provienen de la edificación residencial. La mayoría de los países han tenido que rebajar el ritmo de producción para no llenar sus mercados con unas viviendas que han soportado unos costes de construcción excepcionalmente altos, en un momento muy complicado para repercutirlos en el precio final. Los promotores europeos no han dudado en adoptar posiciones defensivas, tal como reflejan los significativos descensos de 2023 (-10,0%) y de 2024 (-9,1%). La previsión para 2025 presenta un perfil plano (0,2%) pero que en realidad es producto de cinco países en los que la contracción continúa (entre los cuales se encuentran Francia, Italia y Alemania) mientras que en otros catorce se espera ya una clara recuperación capaz de propulsarlos a más del 5%. Para 2026-2027, las excepciones negativas se reducirán a Italia y Alemania, con lo cual el promedio europeo de crecimiento mejorará sensiblemente (3% al 3,5%), pero aún continuará ensombreciendo a un buen número de países que aspiran a mantener ritmos en la banda del 4 al 5%.

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