ACTUALIDAD La innovación tecnológica en un sector conservador como es la construcción no es fácil. Si además pretendemos que los nuevos materiales configuren y generen un lenguaje nuevo en arquitectura, ya es casi imposible. Si revisamos el pasado, los materiales que cambiaron la formalización de la arquitectura fueron dos: el metal (hasta llegar al acero) y el hormigón armado. Hace menos de doscientos años fue el jardinero Joseph Paxton quien levantó un edificio de cristal y estructura metálica, el Cristal Palace, para la exposición de 1851 en Londres. Evidentemente, los arquitectos de la época no lo consideraron arquitectura. El hormigón tuvo un periplo similar. Los primeros ensayos con el material los realizó Joseph Monier (1880) pero fue Auguste Perret el primer arquitecto que creo un lenguaje específico para el hormigón armado. Ya en 1930 Le Corbusier define los preceptos del material en la Maison Doninó. A nivel nacional, el ejemplo que más me ha impresionado son Torres Blancas de Saenz de Oiza (Madrid, 1968), un edificio de 55 años de ‘antigüedad’. Así pues, si los materiales que más han definido la arquitectura moderna tienen modelos de menos de 100 años, es difícil imaginar qué nuevo material puede cambiar el mundo de la arquitectura y la construcción. Y, aun así, creo en los nuevos materiales tecnológicos. Probablemente no serán tan irruptivos como los dos primeros, pero día a día van apareciendo nuevos materiales, inducidos por nuevas prestaciones de los edificios y la evolución científica. Entre ellos los aislamientos térmicos, nuevos polímeros para conductos de climatizaciones o agua o nuevos tipos de membranas impermeables cada vez más resistentes al desgarro o a la radiación ultravioleta. Además, materiales tradicionales como la cerámica, el hormigón o el vidrio se van especializando y mejorando, aportando. nuevas prestaciones o aprovechando residuos para su formación. En este marco sectorial y con la amenaza climática mundial, lo que deberíamos esperar de los nuevos materiales sería su ansia por formar parte del reciclado de los materiales existentes, su capacidad de industrializarse, de prefabricarse y de ahorrar recursos (entre ellos y principalmente el agua). Sería de esperar que del derribo o desecho de los materiales existentes aparecieran nuevos materiales que cerraran el círculo y evitaran la generación de nuevos residuos, así como nuevas extracciones y emisiones de gases para su fabricación. Y probablemente, igual que en energía decimos que “el mejor kilovatio es el que no se consume” (actualmente “el que no se produce”), con los materiales podríamos decir que el mejor material es el que no se desecha… lo que en el sector conocemos como la ‘merma’, o sea, no produce residuo. Suprimir esta pérdida se conseguirá con mejores tecnologías de diseño, con la digitalización del sector y trabajando con productos prefabricados que en obra simplemente se acoplan, sin necesidad de pastas con base agua, con dificultad por garantizar la calidad y con alto consumo de materiales. Dejaremos para un artículo aparte la madera y sus nuevos productos derivados de madera y composites. Estos nuevos materiales ya se están imponiendo en todo tipo de construcciones, lo seguirán haciendo en el futuro y dan respuesta a casi todas las demandas hasta ahora mencionadas. Finalmente, recordar que este paradigma es fácil de implementar en la obra nueva, pero ¿qué pasa con la rehabilitación? ¿Hasta qué punto podemos industrializar componentes que se adapten a la diversidad de edificios existentes? Esperemos que las nuevas tecnologías y nuevos materiales nos aporten respuestas. Para cerrar el artículo, recordemos el edificio de Paxton y confrontémoslo con las rehabilitaciones de edificios residenciales de Lacaton y Vassal (estos proponen adosar invernáculos en altura, para mejorar las condiciones de las viviendas existentes dotándolas de nuevos espacios y mejores condiciones de confort). Estructuras prefabricadas de acero y policarbonato para rehabilitar edificios de hormigón armado. EDITORIAL Oriol Muntané Doctor Arquitecto y Profesor de la UPC INNOVACIÓN TECNOLÓGICA Y NUEVOS MATERIALES
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