CW12-Construcción Industrialiada

29 CASOS REALES térmico de este bloque de hormigón, el equipo decidió incorporar el policarbonato en la fachada, no sólo para reducir los costes, sino por tratarse de una solución más ecológica. De este modo, se instalaron estas placas a medida de 2,4 x 1,2 metros cuyo aislamiento está compuesto por algodón reciclado en un 80%. A esto hay que sumar su facilidad de instalación, ya que, en aproximadamente un mes, la fachada ya estaba completada. Otra de las innovaciones del proyecto está en la cubierta que también incorpora el algodón como aislante, pero procedente de tejanos triturados de 30 cm de grosor, que garantiza todas sus prestaciones. Sin duda, la economía circular y la reciclabilidad del proyecto se manifiesta en estas soluciones innovadoras. Y es que los residuos que se generaron durante la fase de derribo también han tenido una segunda vida durante la reforma. De este modo, los azulejos originarios tanto del baño como de la cocina han sido la base del mobiliario urbano del entorno del edificio, así como el mosaico que anuncia el proyecto Vibra en la zona de acceso. Una de las máximas en este proyecto era que fuera un edificio singular y totalmente asimétrico. De este modo, los pisos ya finalizados cuentan con todos los servicios desde tabiquería hasta instalaciones, con todas las comodidades para el tipo de usuario al que están destinadas estas viviendas sociales. Pero, por encima de todo, Vibra se ha convertido en un ejemplo, no sólo de cómo unos estudiantes han podido dar respuesta a un proyecto de reforma de tal envergadura, sino por la introducción de nuevos materiales, que pueden tenerse en cuenta a futuro en obras de rehabilitación alternativa mediante métodos industrializados. n Detalle del mosaico que anuncia el proyecto Vibra, que se ha realizado a partir de azulejos originarios del edificio. Foto: Oriol Hausmann. UNA EXPERIENCIA ÚNICA Y UN AUTÉNTICO CAMPO DE TRABAJO A PIE DE OBRA Aina Gea, una de las integrantes del equipo de estudiantes de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura del Vallés (ETSAV) de la Universitat Politècnica de Catalunya - BarcelonaTech (UPC), que ha participado directamente en esta iniciativa a caballo entre el altruismo y el aprendizaje a pie de obra, nos ha trasladado cada uno de los aspectos que ha tenido Vibra, un proyecto único que ha durado 20 meses y en la que han participado cerca de 30 alumnos. Una iniciativa que, gracias a la fuerza de las Redes Sociales, ha tenido una gran acogida entre la comunidad, pero, muy especialmente, por parte de empresas de la construcción que, de forma desinteresada, han ofrecido materiales para llevar a cabo esta rehabilitación. Ha sido sin duda un laboratorio de ideas y un espacio de aprendizaje a pie de obra, ya que, sin experiencia, estos jóvenes han demostrado, no solo su contribución a la arquitectura transformadora, mediante soluciones y uso de materiales que generen un mejor impacto medioambiental, sino que también han recibido una masterclass a pie de obra durante tres semanas, por distintos equipos, entre los cuales la brigada municipal. De este modo, desde la fase de diseño hasta la ejecución de la obra, estos alumnos se han arremangado para dejar el proyecto prácticamente listo. Sin embargo, queda pendiente media planta sin derribar, así como los espacios de la planta baja destinados a policía local y servicios sociales. Sin embargo, han sentado las bases de lo que debe ser en el futuro este equipamiento municipal y social, que concluirá el propio Ayuntamiento. El mérito de estos jóvenes es doble, porque además de impulsar este campo de trabajo, han sido autodidactas, aunque han estado coordinados por el profesor Martí Obiols, en el marco de la asignatura de Acción Local, así como otros docentes y profesionales del sector.

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