57 ¿Qué ventajas se han visto en este proyecto piloto? AM: Un tema muy importante es el retorno de la inversión. Un motor eléctrico te da entre un 90% y un 95% de eficiencia respecto a uno diésel. Al menor consumo hay que sumar unos mantenimientos mucho más reducidos. Todo esto, en una coctelera, da como resultado unos costes de explotación que pueden ser entre un 40% y un 60% inferiores. El retorno de la inversión se obtiene en 2 o 3 años. Y, además, con el añadido de que estás creando un ambiente de trabajo mucho menos nocivo. ¿Puede ayudar a mostrar una imagen diferente de la minería? AM: Sin duda. Yo creo que es una solución muy fácil de vender a todos: a la sociedad, porque estamos logrando reducir las emisiones, al inversor, por el beneficio que va a obtener, y también desde nuestro punto de vista de empresa, porque está garantizando mejores condiciones para los trabajadores. Tiene una ética bajo la que se sustenta. ¿Cómo lleváis a cabo esta reconversión con el cliente? RR: Para coger un camión y devolverlo completamente electrificado hay que hacer un estudio previo. Analizamos el camino en la mina, las rutas que hace ese camión, qué baterías hay que poner, qué puntos de carga son necesarios… Hay que estudiar la mina, cómo se usan los vehículos, cuántos años se prolongará la explotación. Y con toda esta información podemos proceder a la electrificación del vehículo. ¿Qué importancia tiene la reducción de los costes de mantenimiento del vehículo electrificado? RR Cuando electrificas estos equipos hay muchos subsistemas que ya no necesitas en general, como los aceites de motor. Mantienes el aceite de los frenos, porque los frenos hidráulicos no los puedes quitar, pero no los vas a usar porque frenas en eléctrica, y cuando lo usas en parada no lo estás friccionando. También prescindes del convertidor de par y toda la transmisión de la caja de cambios. Al final son ahorros que tienen un valor importante para el operador de la mina. ¿Es más eficiente invertir en este tipo de reconversiones en industrias tan intensivas como la minera? RR: Es más fácil de fiscalizar. No es tan fácil quizás como con el tren, donde tú tienes las estaciones, tienes las rutas definidas, sabes lo que va a hacer ese vehículo, lo tienes mucho más claro. Aquí hay una parte de cierta incógnita. Pero sí se sabe en qué explotación se va a trabajar, a cuántos años es la concesión… Se hacen previsiones a largo plazo. Es cierto que el coste de adquisición de un vehículo diésel es más barato que uno eléctrico, como sucede con los coches. Pero los costes de operación no tienen nada que ver. Ya no es solo que un camión diésel esté emitiendo CO2, sino que siempre está consumiendo. También hay que sumar las paradas para mantenimiento. Al final, los costes de operación son muy altos. AM: La clave es el retorno de la inversión. Si tú vas a hacer una inversión de cierta cuantía, detrás hay un estudio que la respalda. Por eso estamos convencidos de que tiene todo el sentido hacerla. ¿Están abiertas las empresas al cambio? AM: Yo creo que estamos en un punto de inflexión. Hasta hace poco, la reconversión eléctrica era algo totalmente desconocido. Las empresas estaban operando con normalidad y era algo en lo que no podían centrar sus recursos. Pero la realidad es que ahora tenemos incluso legislaciones que tenemos que cumplir. Ya no son solo los objetivos 2030 y 2050, tenemos un marco legal que en cierta forma ya es una invitación a tomar acciones. Ahora que también somos capaces de poner las virtudes sobre la mesa, creo que el escenario va a cambiar. Estamos en un momento clave, y es también la razón por la que estamos aquí, por qué nos estamos dando a conocer ahora. Entendemos que es cuando va a ocurrir todo este cambio. ¿Por qué habéis apostado por la maquinaria pesada y no por otros equipos de menor potencia, más fáciles de electrificar? AM:: Nuestra tecnología está pensada para potencias elevadas, cuanto más grande sea la máquina, mayor es la oportunidad. Nuestro ‘know how’ viene de mover locomotoras de 9 MW, y es el que estamos trayendo ahora al sector minero. No es que no tengamos soluciones para equipos pequeños, pero puede que económicamente no resulte rentable. En cambio, cuando es grande, sí es viable, el retorno de la inversión es más rápido. ¿En qué fase de implantación de este servicio en el sector minero se encuentra ABB? AM: Ahora mismo estamos identificando aquellos proyectos donde creemos que tiene sentido para el cliente. Nuestro servicio es escalable, ya que hacer el trabajo para una sola máquina puede no resultar rentable, ya que hay una serie de costes de ingeniería que para que se diluyan necesitan una base instalada mínima. Estamos en ese proceso de aumentar la base instalada, y conociendo los planes de las empresas a medio y largo plazo. Si a una operación le quedan dos años, sabes que no es tiempo para recuperar la inversión. Pero con 8 o 10 años, tiene todo el sentido sentarnos a hablar. Estamos en esa etapa, de darnos a conocer en el sector y de conocer también sus necesidades. n
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