18 Opinión En el sector de las materias primas, ¿y en cuál no? se preguntarán, estamos viviendo unos meses con un volumen de actividad incesante y con noticias que dan un vuelco a años de políticas públicas en relación con nuestra actividad. Por un lado, debemos tener en cuenta todos los vaivenes propios del día a día provocados por la volátil y compleja coyuntura económica y geopolítica en la que llevamos inmersos varios años, más aún desde la pandemia global. Por otro lado, sin duda impulsado por la invasión rusa de Ucrania, estamos viviendo un terremoto de profundas consecuencias que afectan a todos los sectores de la sociedad, desde las políticas de alianzas internacionales hasta el abastecimiento de determinados bienes de consumo. Una de estas ondas disruptivas ha llevado a los responsables de las políticas públicas, y a la sociedad en su conjunto, a fijar sus ojos en un sector vital para el desarrollo económico, la transición verde, las nuevas tecnologías o las políticas de reducción del impacto del cambio climático: las materias primas minerales. Una de las más importantes consecuencias en este aspecto, en clave nacional, ha sido la publicación de la Hoja de Ruta para la Gestión Sostenible de las Materias Primas Minerales aprobada por el Consejo de ministros el pasado agosto. Un documento histórico que fue anunciado por la secretaria de estado de Energía, Sara Aagesen, en el VI Congreso Nacional de Áridos en Oviedo. De hecho, actualmente, estamos trabajando como representantes de la industria en el plan de acción que la desarrollará y la pondrá en práctica en el día a día. A la Hoja de Ruta se añadió, poco tiempo después, la Consulta Pública Previa a la nueva Ley de Minas, que también contó con una importante participación del sector. Por encima de todo, y en un marco más amplio, la Comisión Europea ha publicado su propuesta de Reglamento de Materias Primas Críticas de la UE, actualmente en fase de proceso legislativo con el Parlamento Europeo y el Consejo. Este esfuerzo ha sido acogido por la industria con gran satisfacción ya que pone sobre la mesa la enorme importancia del sector para la sociedad en su conjunto, su gran valor estratégico e, incluso, su rol vinculado con la seguridad europea en su conjunto. No es posible la subsistencia de Europa como potencia económica y como impulsora de los derechos humanos, la lucha contra el cambio climático o la democracia a nivel mundial sin preservar su futuro, su máxima independencia y el nivel de vida de sus ciudadanos. Necesitamos producir más aquí, si es posible con materias primas minerales autóctonas, diversificar los flujos de importación aprovechar al máximo los beneficios de la economía circular y proteger nuestro medio ambiente. Una vez reconocido el avance y el interés de la iniciativa europea, y analizada en profundidad, podemos afirmar que, a pesar de todo, la propuesta se queda corta. El reglamento fija su mirada de manera exclusiva en una serie de maReglamento de Materias Primas Críticas de la UE: esencial pero insuficiente Íñigo de Amescua. Responsable de Comunicación de ANEFA
RkJQdWJsaXNoZXIy Njg1MjYx