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EDITORIAL 4 y explotaciones En los últimos años nos ha invadido una nube huracanada a la que se han ido sumando más y más nubarrones según ha ido avanzando el tiempo. La incertidumbre sobre la que llevamos viviendo todo este tiempo ha terminado de formar la tormenta “perfecta”. Tras el covid-19, del que creíamos empezar a superar sus efectos, ha llegado el oleaje de la inflación que sigue creciendo sin mucha esperanza a la vista de que se pueda contener. La invasión rusa de Ucrania que lleva ya 133 días de duración sigue complicando no solo la vida de toda su población si no que está afectando a todas las esferas y a todos los niveles a nivel mundial. Así se refleja según los datos aportados por el Global PMI Commodity Price & Supply Indicators de S&P, los fabricantes de todo el mundo siguen sufriendo las presiones sobre los precios y la oferta. Los informes sobre la presión de los precios a nivel mundial no han variado con respecto a marzo, al comienzo del segundo trimestre. Además, según destaca el informe, el crecimiento de la producción se ralentiza aún más a medida que el acopio de stocks de productos terminados aumenta a un ritmo récord. Y es que la rápida recuperación de la demanda ha provocado una cadena de desajustes en los precios de las materias primas como ya muchas industrias vienen reclamado desde hace tiempo. En este sentido, muchas voces dentro del sector vienen señalando el gran potencial geológico de Europa para producir las materias primas minerales necesarias para acabar con muchos de los problemas actuales. Esta es la línea seguida en el RawMaterials Summit celebrado en Berlín recientemente donde han destacado la necesidad de “liberar el potencial minero” para adoptar así medidas concretas en materia de desarrollo industrial, de investigación, de infraestructuras, de reglamentación, social y medioambiental. Mientras tanto, la realidad es que son muchos ya, como el Banco de España, los que auguran un comienzo de otoño poco halagüeño tras el verano que podría lastrar la recuperación económica. Otra corriente de aire proveniente de la Unión Europea asegura que, aunque los próximos meses serán duros, sin embargo, la economía no entraría en recesión si no en una desaceleración. Lo que sí está claro es que, visto lo visto, de poco ha servido hacer pronósticos por lo que nos tocará esperar a septiembre para ver cómo de cargada llega la tormenta. ● La tormenta perfecta EDITORIAL

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