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FOROS / CONSTRUYES! 2021 29 y explotaciones “Según la RAE, la resiliencia es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos. Pero en su segunda acepción, habla de la capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido”, comenzaba la presentación de la mesa María Moreno. “Vamos rezagados a la hora de proteger a la sociedad de los efectos del cambio climático, pero vamos a conocer qué herramientas tenemos y qué nos hace falta”. Miguel Segarra, jefe del Departamento de I+D+i, Dirección de Sistemas y Control de Proyectos de Dragados, abrió el turno de esta mesa con una ponencia sobre las infraestructuras críticas frente a los riesgos del cambio climático. Como explicaba Segarra, el cambio climático supone una amenaza de origen natural, con potencial de causar daño a personas y propiedades, y que se convierte en desastre natural cuando se hace realidad. “La incidencia de este tipo de desastres es grande”, señala. “En 2020, hubo 161 desastres naturales y 89 en América, con especial intensidad en cuanto a inundaciones y tormentas. Su impacto económico fue de 171.000 millones de euros”. Frente a estos desastres, aparecen las infraestructuras críticas. “Se trata de aquellos activos o sistemas esenciales para el mantenimiento de las funciones de la sociedad tal y como las conocemos: agua, salud, transporte… Los factores de resiliencia son la robustez, redundancia y rapidez, entendida como la capacidad de recuperarse de la disrupción”. Como señala el responsable de Dragados, “la resiliencia no debe entenderse como un elemento aislado, sino como la red de infraestructuras y la interacción entre ellas”. No obstante, son construcciones diseñadas para periodos de tiempo muy largos: “Tenemos que diseñar hoy las infraestructuras que estarán en funcionamiento dentro de 50 años. Eso hace que las decisiones que tomemos ahora sean muy importantes para el futuro”. Lucía Monforte, responsable del departamento de Medio Ambiente y RSC de FCC Construcción, continuó con una intervención sobre la emergencia de nuevos enfoques para la adaptación al cambio climático. “Desde que se firmó el protocolo de Kyoto han estado apareciendo numerosos acuerdos y directivas como el acuerdo de París, el Pacto Verde Europeo, la Ley Europea del Clima y más recientemente el PNIEC (Plan Nacional Integrado de Energía y Clima) o la Ley de Cambio climático”, comenzaba. La edificación es uno de los sectores donde las diferentes estrategias de reducción de emisiones tienen puesto el foco. “La fase de construcción no genera una elevada cantidad de emisiones, pero los productos que consumimos sí van a producir muchas a lo largo de su ciclo de vida”. Para Monforte, la clave está en trabajar en la mitigación de estas emisiones. Para ello, son fundamentales conceptos como “medición, control, reducción de gases de efecto invernadero, conseguir materiales más fáciles de reciclar, nuevos criterios constructivos, reducción de residuos generados y reincorporarlos al ciclo productivo, rehabilitación de edificios (hay que rehabilitar 75% edificios actuales) investigación asfaltos que capten los gases, arquitectura vegetal (proyectos de edificios sumideros de energía), autogeneración de energía…”. Las infraestructuras deben servir de defensa para la sociedad contra los efectos del cambio climático. Algunas actuaciones permiten adaptar las obras a los distintos riesgos, como el refuerzo de elementos de drenaje frente a tormentas, emplear en la construcción materiales que toleren mejor los cambios de temperatura o resistentes al fuego, por ejemplo. “Debemos convertir este reto en oportunidad”, explica Lucía Monforte. “Esto implica no solo construir los edificios en base a estos criterios sino adaptar las que ya existen. Como consecuencia de los riesgos del cambio climático necesitamos soluciones constructivas. En FCC investigamos sobre nuevos materiales constructivos. Hay que alargar la vida de estos materiales, y eso lo vamos a conseguir con innovación. Hay que apostar con un modelo de economía circular”. Europa y el futuro resiliente de sus infraestructuras fue el tema abordado por Francisco Javier Royo, jefe del Área de Proyectos de I+D de Ferrovial Construcción. “Tenemos un envejecimiento muy claro de todas las infraestructuras. En España el 30% de ellas tienen más de 20 años”, señalaba en su intervención. Como consecuencia, los efectos del cambio climático se están notando cada vez más. “Tenemos nuevas necesidades, que no eran las que había cuando se diseñaron estas infraestructuras: más tráfico, nuevos tipos de vehículos… Tenemos que adaptarlas y prepararnos para ello”. Desde Europa se están poniendo en marcha algunos proyectos para mejorar la resiliencia de las infraestructuras ya existentes como en preparar las nuevas construcciones del futuro. La inversión europea en resiliencia es de 7.600 millones de euros en infraestructuras de transporte dentro del programa Horizonte 2020, lo que supone un 9,5% del presupuesto global; 1.850 millones en movilidad para el crecimiento, el 24,3% del presupuesto global de Transporte; y 28 millones de euros destinados a resiliencia en infraestructuras, el 1,5% del presupuesto global de Movilidad. Una inversión pública en programas de resiliencia que, para Royo, debe tener continuidad, al tiempo que se facilita la introducción de nuevas herramientas y se revisan las guías las normas de operación y mantenimiento. Los fondos europeos para la recuperación son una gran oportunidad para lograr este objetivo: “Son una herramienta fundamental para avanzar en la resiliencia de la construcción y las infraestructuras. Se trata de proyectos que al final tienen mucha visibilidad, nos permiten trasladar de forma directa las necesidades que tenemos como sector a Europa”. Javier Gambín, delegado para Andalucía de Tecopsa, cerró esta mesa señalando la importancia de invertir en infraestructuras como una forma de impulsar la economía general y la economía verde. Para Gambín, “debemos interiorizar que incluir materiales reciclados en la economía circular debe pasar de ser una opción a ser una obligación y un requisito imprescindible del buen proyectista, del buen director de obra”. En cuanto a la resiliencia de las infraestructuras, el responsable de Tecopsa alerta de que “el cambio climático nos va a traer un aumento de fenómenos extremos, de su probabilidad y de su virulencia”. Preguntado por la sensibilidad de la administración frente a estas cuestiones, explicaba que es dispar entre unas y otras: “Hay administraciones que tienen verdadera vocación liderazgo y otras que probablemente por escasez de medios no pueden ejercerlo. Otras, desgraciadamente, están abrasadas por otros problemas y no pueden prestar esa atención”. No obstante, puso como ejemplo la iniciativa de la Junta de Andalucía en materia de carreteras con materiales sostenibles, automatizados e inteligentes (MASAI) y la inclusión en sus pliegos de tecnologías de reciclado y de bajas emisiones. Sin embargo, los ponentes de esta mesa coincidieron en señalar que el precio en la contratación pú-

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