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TÉCNICAS MINERAS 26 y explotaciones Medidas de mitigación para reducir el impacto medioambiental Las cuatro principales afecciones que puede generar una voladura de demolición son: - vibraciones - onda aérea - proyecciones - polvo Se trató al máximo de minimizar cada una de ellas y se marcó este hecho como una de las prioridades del proyecto, dada la actividad industrial, comercial y lúdica del entorno. Las vibraciones que se generan en una demolición por voladura de un edificio provienen tanto de la detonación de las cargas explosivas como de la caída de la propia estructura. De hecho, los picos de vibración más elevados se producen, sobre todo, en el momento del impacto de la estructura contra el suelo. En este caso, la carga máxima operante de la voladura era mínima y las cargas se colocaron dentro de los barrenos perforados en la estructura. Ninguna se encontraba confinada en geotextil cosidos entre sí, que también absorben parte de la onda aérea, pero, sobre todo, retienen una parte del polvo generado y colaboran como sistema de retención de proyecciones. Previamente a la colocación del geotextil y a la carga de los barrenos, se colocó una capa de malla metálica de torsión simple, en perfecto contacto con las paredes de los pilares y firmemente anclada y sujeta a los mismos. Esta malla es la más efectiva para minimizar las posibles proyecciones. Una vez colocada la malla metálica y antes de realizar la carga del explosivo, se anclan los paños de geotextil enrollados en la parte superior de los pilares, por encima de las filas de barrenos, como puede observarse en la fotografía siguiente. Tras la carga y conexión de todos los barrenos de los diferentes pilares, se procedió a desenrollar los paños de geotextil y unirlos entre sí, quedando los pilares completamente cubiertos y cerrados. La colocación de las protecciones de geotextil es una tarea compleja, que requiere especial cuidado para no dañar las conexiones y solo puede terminarse tras la carga y conexión de la voladura, por lo que es necesario realizarla con personal especializado en trabajar en ese entorno, como son los propios artilleros. La generación de polvo es, sin duda, la cuestión más compleja de mitigar, no solo en las demoliciones por voladura sino en cualquier tipo de demolición. En este caso se instalaron captadores de polvo consistentes en depósitos de agua equipados con espiras de cordón detonante de 80 gramos por metro. El cordón se fijó al fondo de forma que ocupase la mayor superficie posible. Estos captadores, dispuestos en filas secuenciadas mediante detonadores no eléctricos de mayor retardo, crearon el terreno. Por esta razón, la transmisión de vibraciones por el terreno fue mínima y su efecto en las estructuras circundantes fue ínfimo. Respecto al efecto causado por el impacto del edificio contra el suelo durante su caída, en las demoliciones por vuelco se logra un golpeo progresivo de la estructura contra el suelo que distribuye la energía de impacto y reduce las vibraciones. Para monitorizar este efecto, se instalaron sismógrafos en puntos críticos acordados con la Propiedad, para controlar que el nivel de vibraciones no superase los límites establecidos por la normativa. Por otra parte, para el retacado de los barrenos y con el fin de lograr el máximo confinamiento del explosivo dentro de ellos y reducir también la generación de onda aérea, se utilizaron cartuchos de arcilla en contacto con el cartucho de explosivo y, posteriormente, espuma de poliuretano que, además de retacar, mantiene el nivel de humedad de la arcilla, evitando su secado. Además, se cubrieron completamente todos los pilares dónde se perforaron los barrenos con paños de Figura 6. Vista del silo y protecciones el día de la voladura. Figura 7. Malla de torsión y geotextil enrollado. Figura 5. Localización del silo y su entorno.

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