Estas imágenes no brindan información alguna sobre la morfología de la ciudad o el uso del suelo; en cambio, nos da una idea de movilidad, accesibilidad y conectividad. Así, más allá de una simple fotografía, este tipo de imágenes pueden servir para estudiar el crecimiento y funcionamiento de una ciudad, a partir de su imagen nocturna a gran escala. Además, podrían analizarse aspectos y variables socioeconómicas, a partir de las intensidades de la iluminación en diferentes sectores de la ciudad, reconociendo zonas comerciales, turísticas, residenciales, etc. y con ello, asociar aspectos como el de crecimiento económico, progreso, seguridad, entre otros. La imagen aérea de una ciudad evidencia cómo se encuentra enmarcada entre límites naturales, como montañas, ríos, mares, acantilados, etc. y límites artificiales o construidos, creados por el ser humano, como puentes, carreteras, intercambios viales, bulevares, puertos, malecones, entre otros. En ese sentido, la imagen nocturna de una ciudad nos permite visualizar el constante cambio a la que se encuentra sujeta, debido a la aparición progresiva de nuevas infraestructuras que extienden sus límites y a los actores que se mueven a través de dichas infraestructuras. Dicha imagen nocturna refleja el resultado de unas dinámicas que aparecen debido al funcionamiento de la ciudad, el cual, a su vez, también depende del movimiento de personas, servicios y otros. Por ejemplo, podremos notar seguramente que los márgenes de la ciudad, llenos de almacenes, centrales energéticas y otras infraestructuras como puertos o aeropuertos, llegan a estar repletos Imagen aérea de la ciudad de Bruselas. La iluminación permite identificar la morfología de una ciudad. 9 AULA CD
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