PROTAGONISTAS ¿Con qué tipo de espectáculo se siente más cómodo? Me siento afortunado porque llevo mucho tiempo en esta profesión y me he podido dedicar a varias disciplinas, danza, musicales, conciertos, ópera, zarzuela, teatro dentro de las artes escénicas. Aunque, de todas las disciplinas, la que más suelo frecuentar es el teatro y quizás sea la costumbre la razón por la que me pueda sentir más cómodo. Me siento cómodo con el lenguaje, me gusta que me cuenten historias y, a su vez, contarlas yo a través de la luz. También disfruto mucho con la danza y respiro con ella, alucino con la ópera, me divierto con los musicales e, incluso, hago mis incursiones en el ‘light art’ que están siendo muy positivas y gratificantes para mí. Aunque mi zona de confort es el teatro, en una temporada puedo hacer las cuatro disciplinas y, últimamente, estoy experimentando con las instalaciones de luz, porque disfruto y me permite trabajar en su desarrollo, como fue el caso de la pieza ‘Detener el tiempo’ en el monumento de Alfonso XII, en el estanque del Retiro, en la pasada edición de LuzMadrid. Fue un proyecto que duró dos años y medio, ya que se retrasó en varias ocasiones, pero fue muy gratificante hacer esta pieza donde toda la responsabilidad era mía y la aceptación del público fue estupenda. Espero seguir por ese camino y ahora que estoy ya en un período en el que me podría jubilar, aunque me cueste creerlo, igual tengo que ser un poco más selectivo en todos los campos y elegir cosas más particulares, para bajar un poco esta actividad que, en ocasiones, se convierte en frenética y para eso hay que tener energía. Entonces, ¿la jubilación no entra en sus planes de momento? Tengo compromisos adquiridos y aunque el teatro es más inmediato, en la ópera los contratos son por años, así que tengo algunos acuerdos. Además, no quiero dejar de trabajar, pero sí hacer menos cosas y centrarme un poco más en las que me gustan o las que yo pueda desarrollar de un modo más personal, como participar en los festivales de luz tipo Umbra de Vitoria, LuzMadrid o Llum Barcelona es bastante motivador. Como uno de los fundadores de la Asociación de Autores de iluminación, organización en la que se reivindica la profesión de iluminador y las alternativas para su formación. ¿En qué situación se encuentra actualmente? La AAI, desde hace ya varios años, goza de una salud excelente. Los socios van en aumento, la profesión nos reconoce, contamos con el apoyo de las empresas del sector que son imprescindibles para el desarrollo de nuestras actividades, gozamos de muchas colaboraciones institucionales y creo que seguimos consiguiendo que nuestra profesión sea, cada vez más, reconocida y respetada. A pesar de que es una profesión cada día más reconocida seguimos teniendo una tremenda lacra con la educación. A día de hoy no es una carrera reglada que se pueda estudiar en ningún sitio. Se estudia iluminación como asignatura complementaria de otras carreras, pero no como un itinerario en sí mismo. La AAI no para de luchar en este sentido y perseguimos que este itinerario se pueda estudiar formalmente. Lo que veíamos más probable era que se pudiera estudiar en la RESAD como se estudia interpretación o escenografía. El itinerario de iluminación está aprobado, pero falta ponerlo en marcha y esto se está demorando más de lo esperado. A pesar de todo, a esta profesión se están acercando cada vez más gente joven interesada en la luz. Además, vienen muy preparados digitalmente, ya que han crecido entre ordenadores y videojuegos, pero les faltan conocimientos. Sería maravilloso que estos conocimientos los pudieran adquirir en nuestro país como sucede en otros lugares de Europa. ¿Haber recibido la Medalla de Oro de las Bellas Artes qué representa para usted? A título personal ha sido una sorpresa enorme que, lógicamente, me alegra muchísimo, pero me ha producido más alegría si cabe que este reconocimiento haya recaído en un iluminador por primera vez. Esto me enorgullece más por lo que significa para la profesión y por todas mis compañeras y todos mis compañeros que se han puesto muy felices por todo lo que conlleva para este arte de la luz. Lo mismo sucedió con el Premio Nacional de Teatro que me concedieron en el 2011. Para alguien, con una formación absolutamente autodidacta y que lo que sabe lo ha aprendido con el máximo esfuerzo sobre las tablas, haber recibido estos reconocimientos es una gran satisfacción y creo que va colocando esta profesión en el lugar que merece. No obstante, sí que está más acostumbrado a recibir reconocimientos en los Premios Max de teatro. Sí, afortunadamente a lo largo de mi trayectoria he sido nominado y he recibido múltiples galardones de este tipo, que siempre animan a seguir adelante con lo que haces. Los premios no dejan de ser un reconocimiento a lo que hacemos todos los implicados en las artes escénicas y, en esa medida, se agradecen porque dan visibilidad a nuestros oficios. En estos premios se han ido incorporando poco a poco todas las áreas del espectáculo y recuerdo que en la primera gala de los premios Max, dirigida por Lluís Pascual, para llamar la atención a la inexistencia de un premio a la mejor iluminación, por un momento hicieron un oscuro en plena retransmisión para TVE, para que se reparara en lo importante que es la luz. En la siguiente convocatoria ya existió el premio a la mejor iluminación. Gracias históricas a Lluís Pascual por este gesto. 48
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