LA ILUMINACIÓN EN LOS BORDES NATURALES La iluminación vista desde una escala metropolitana y regional nos permite leer cómo las ciudades, en su proceso de expansión, se enfrentan a sus límites naturales. Los límites costeros, por ejemplo, son bordes naturales que terminan siendo intervenidos por el ser humano, muchas veces de manera tal que la ciudad termina dándole la espalda o simplemente creando una barrera entre las personas y este gran espacio público de la ciudad. Si las estrategias con las que se aborde la iluminación en estos límites resultaran en espacios de calidad, estos podrán ser recuperados; ello depende, entre otras cosas, de la morfología de dichos límites, de las decisiones políticas, y de la capacidad para proyectar a gran escala un borde de la ciudad que sea la transición entre una masa edilicia y la naturaleza. Por ejemplo, si comparamos las ciudades de Lima y Barcelona, se observa que ambas son ciudades con playas a lo largo de todo su litoral, sin embargo, la trama construida de la ciudad de Lima se encuentra sobre acantilados, lo cual ya supone una transición más drástica de la ciudad hacia su costa. A ello se suma la indiferencia o incapacidad de las autoridades para promover una mayor accesibilidad de los ciudadanos a la playa. Como resultado, se tiene una iluminación pensada para el alumbrado de una autopista, que termina dividiendo aún más a la ciudad de su límite natural. Por otro lado, en Barcelona la llegada al mar se da prácticamente al mismo nivel de la ciudad construida, esto propicia otras condiciones para la iluminación. Existe una transición más natural entre la ciudad y el mar. La iluminación en el litoral de Barcelona permite su uso público y permite la realización de actividades deportivas, de esparcimiento y de ocio. En este caso, valdrá la pena analizar temas relacionados con la uniformidad de la iluminación, la temperatura de color, los acentos, el control de la contaminación lumínica, el gasto energético, entre otros. Narboni (2017) menciona que la iluminación durante décadas tuvo un papel meramente funcional, y que una iluminación creativa podría transformar el paisaje nocturno brindándole un servicio diferente a los ciudadanos, por ejemplo, sería capaz de mostrarle al ciudadano la morfología y topografía de la ciudad. Otro ejemplo de límite natural lo conforman las montañas. La necesidad de comunicación ha impulsado diferentes estrategias para sortear estas barreras, ya sea atravesándolos con túneles, bordeándolos por medio de carreteras o subiendo a través de ellos mediante teleféricos o funiculares. Todas estas variantes, si son planificadas, permiten que este intersticio entre lo natural y lo construido pase a formar parte de la gran estructura de la ciudad y su iluminación. No obstante, en ciudades como Lima, la iluminación de las montañas, más conocidas como cerros, se ha dado de manera progresiva como respuesta a una necesidad de alumbrado público, debido a que han sido objeto de invasiones y esto ha dado como resultado una iluminación sin jerarquía alguna y donde la iluminación se presenta hacia la ciudad, como una gran mancha de pixeles. Resulta interesante cómo los límites de la ciudad se mueven de manera excéntrica y propiciando nuevas fronteras con el territorio al transcurrir el tiempo y la iluminación a gran escala nos puede ayudar a leer y entender estos fenómenos. La infraestructura del transporte considera Armengaud una potente generadora de paisaje urbano nocturno, como sucede con el metro. 11 AULA CD
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