de luz y con ellos las carreteras que los interconectan con la ciudad. Por ende, la movilidad juega un papel importante en la configuración de esta imagen nocturna. Así, el crecimiento y la expansión de las ciudades provoca que la iluminación sea entendida inicialmente como la necesidad de alumbrar los trayectos de los ciudadanos, asegurando así su traslado y su seguridad. Atravesar la oscuridad lo más rápido posible se convierte, de esta manera, en el principal objetivo y las infraestructuras para el transporte resultan indispensables para este propósito. No obstante, debido justamente a estos trayectos iniciales, van surgiendo espacios que adquieren un valor significativo dentro del tejido urbano de la ciudad. LÍMITES CONTRUIDOS: LOS PAISAJES NOCTURNOS INFRAESTRUCTURALES Algunos de los ejes que ahora forman parte de tramas urbanas fueron, en su momento, fronteras de las que entonces eran ciudades amuralladas. Hablamos entonces, como menciona Augé (2007), que los límites nunca llegan a borrarse, sino que se transforman, se trasladan y se terminan constituyendo en límites nuevos. Es el caso de las antiguas murallas de ciudades como Lima o Barcelona que fueron reemplazadas por la creación de nuevos ejes como la Av. Alfonso Ugarte y el Paseo Colón en Lima, o la Ronda de Sant Antoni en Barcelona, que iluminados se integraron a la red de la ciudad, propiciándoles así una nueva imagen, generando de esta manera nuevos límites a la ciudad. Los límites infraestructurales construidos le otorgan a la ciudad un carácter de escala urbana y es por la noche cuando esto se nos revela como una gran red dentro del territorio ocupado. Dicha red nos permite la lectura de su organización, así como de su expansión. Armengaud (2009) afirma que el ordenamiento territorial a nivel regional constituye la escala más adecuada para cuestionar las noches urbanas de la actualidad. Mientras que, a una escala local, podemos hablar de la iluminación de infraestructuras como paseos, calles, plazas y edificios como componentes del paisaje nocturno; todo esto desaparece en una escala mayor, nos queda solamente la iluminación de los ejes que estructuran la ciudad. La noche se hace cada vez más importante, las carreteras empiezan cada vez a tener mayor incidencia en la productividad, logística y funcionamiento de la ciudad, entonces resulta necesario considerar las infraestructuras como componentes principales de la iluminación nocturna. Asimismo, Armengaud (2009) asegura que es justamente la infraestructura del transporte, vista y pensada desde su carácter permanente, una potente generadora de paisaje urbano y los movimientos de la ciudad son claves para la generación urbana nocturna. La lectura de los límites y de los puntos de unión o ruptura es libre y es ahí donde la ciudad encuentra lugar para crecer. Ya que el destino de las ciudades contemporáneas recae en una escala metropolitana, es necesario pensar el espacio a partir de la organización de las infraestructuras, a partir de la relación entre ellas y a partir del movimiento. Esto no solo dará como resultado imágenes tan vistosas desde el espacio, sino que acarreará problemas de contaminación lumínica y de excesivo consumo energético, al cual debemos enfrentarnos. Es el caso de ciudades como Bruselas, que ha tenido que desarrollar un sistema de automatización de la iluminación para que las luminarias se activen solamente en los tramos en los que haya autos, además de regular las intensidades de acuerdo a los niveles de iluminación que sean requeridos. La ciudad de Barcelona tal y como la veríamos desde un avión por la noche, cuya iluminación delimita el territorio urbano de los espacios naturales creando una frontera móvil. 10 AULA CD
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