PROTAGONISTAS Uno de los lemas de su estudio es que “la iluminación debe verse y no sentirse”. ¿Cómo se consigue? Arrastramos la herencia de luminarias muy visibles e iluminación decorativa, que de hecho son piezas muy agradables de ver, pero tienen una fuerte presencia, ya que lo que queremos es percibir el espacio. Queremos saber lo grande que es, así que tengo que ser capaz de leer el entorno sin la presencia de estas luminarias. Es un problema de organización espacial, así que creo que la iluminación debería integrarse en él lo máximo posible. Una iluminación decorativa te hace sentir como en casa, así que tiene un significado, pero, en muchas situaciones, se precisaría que la luz fuera más discreta e integrada. ¿La sostenibilidad y la salud son factores que intervienen en la iluminación? Sí, pero en distintos niveles. Nunca sabemos qué tipo de rayos u ondas de energía estamos emitiendo cuando producimos luz, aunque hay estudios muy interesantes sobre esto. Y, por otro lado, tenemos el hecho de que la iluminación, debido al fuerte poder que ejerce, te hace sentir bien en un espacio. Es una herramienta muy interesante en lugares que son muy tristes, como hospitales o residencias de ancianos. Pero hay que tener en cuenta que, si no apostamos por un diseñador de iluminación tenemos muchas posibilidades de arruinar un proyecto. Cambias el ambiente y haces que la gente se sienta mejor simplemente porque transformas el espacio. No necesitas desnudar para pintar. Basta con utilizar la luz. En cuanto a la sostenibilidad es más difícil porque creo que es una ilusión. De hecho, tenemos sistemas que son cada vez más eficientes. Conseguimos iluminar espacios más grandes de una forma más bella. No obstante, la luz y los sistemas de iluminación LED son bastante caros y, cada vez más, buscamos piezas reemplazables, para que no generar tantos residuos. En contrapartida, trabajamos en espacios al La ciudad de Treviglio (Italia) luce una iluminación moderna y precisa. Foto: Giacomo Artale. 47
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