CN49 - iCandela

TRIBUNA Llega el invierno, la noche roba horas al día, la oscuridad está más presente y de nuevo la iluminación artificial se convierte en el protagonista estrella de nuestras ciudades, ya sea a través de la iluminación urbana de calles, plazas y monumentos, de fachadas y los escaparates comerciales, de eventos festivos y sobre todo de la tan celebrada iluminación navideña. De la decoración de los primeros árboles de navidad en Alemania a finales del S. XVIII con velas y farolillos, hasta la iluminación con guirnaldas eléctricas conocidas ‘fairy lights’ o Luces de Hadas, actualmente con luces LED que iluminan edificios, fachadas y calles en todas las ciudades del mundo. El pasado jueves 23 de noviembre Barcelona encendió la iluminación navideña de sus calles alcanzando ya los 104 km, con un coste de más de 2 millones de euros y una potencia eléctrica total de 734 Kwh, sin duda cifras importantes que, en el contexto de crisis medioambiental actual, conviene replantearse y pensar un nuevo modelo de iluminación navideña. El reto que nos depara el futuro no debe ser qué ciudad tiene el árbol navideño más alto, o cual tiene más kilómetros de calles o más cantidad de guirnaldas, ni siquiera cual tiene más visitantes, ‘selfies’ o más ‘likes’ subidos a sus redes sociales… sino qué ciudad es más eficiente, más limpia, menos ruidosa o contamina menos el planeta, etc… hagamos que la luz sea nuevamente la solución. La navidad es el momento de plantearse buenas acciones y hacer que los deseos se conviertan en realidad... Feliz Navidad desde iCandela. Adrià Muros Alcojor, Director del Taller de Estudios Lumínicos de la UPC Barcelona-Tech

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