CN48 - iCandela

MOLDEAR LA ILUMINACIÓN NATURAL La luz natural es un factor dependiente de la ubicación del proyecto. Si bien es ideal iluminar el espacio, es fundamental no crear diferencias muy drásticas en intensidad con el fin de percibir equitativamente el espacio, por lo que es fundamental entender en qué direcciones y grados de inclinación penetra la luz para poder diseñar óptimamente el ambiente. En este marco, ¿cómo se puede moldear la iluminación natural? A pesar de ser un tema de interés relativamente contemporáneo, Herman Hertzberger plantea en 1960 la Escuela Montessori en Delft, donde se pueden apreciar varios principios, que deberían ser utilizados como ejemplo y que hoy se deberían tomar en cuenta. En este caso, se diseña el aula con una forma más articulada, formulando distintos subespacios dentro de una forma en ‘L’ e, inclusive, atribuyendo una diferencia de niveles. Con estos factores en consideración, el arquitecto asume el reto y plantea diferentes estrategias de iluminación natural. Teniendo una orientación suroestenoreste, se puede apreciar cómo penetra el sol, con un ángulo en una posición más vertical en verano y con un ángulo en una posición más horizontal en invierno. En verano, cuando la luz natural ingresa más intensamente, se reduce al mínimo el ingreso directo, de modo que se mitiga los cambios bruscos de iluminación en el interior. En invierno, cuando la luz natural ingresa con menor intensidad y, a la vez, aporta al confort térmico, se amplifica su penetración, logrando alcanzar los sectores más alejados de las ventanas principales. “[…] el lucernario de la zona de entrada consigue iluminar la parte más interior y cerrada y que al tener la pared divisoria con mucho vidrio como se observa en la sección y […] hace que a la parte interior también llegue luz” (Saez, 2021). Además de una orientación ideal, con el diseño de desfases volumétricos al generar distintas alturas interiores, empleando lucernarios y entradas de luz difusa, se puede lograr iluminar naturalmente los distintos espacios configurados y en coherencia con sus diferentes funciones pedagógicas. En este sentido, queda en evidencia una de las diferentes estrategias que se pueden emplear, para aprovechar la luz natural teniendo una distribución no convencional de un aula, lo cual conlleva no solo a solucionar el ámbito lumínico, sino que también le proporciona calidad espacial y enriquece la percepción del alumno en el espacio. Asimismo, se logra conseguir un lenguaje arquitectónico exterior menos rígido, con mayores posibilidades de generar volumetrías más interesantes. DISEÑAR LA ILUMINACIÓN ARTIFICIAL En primera instancia, uno pensaría que la iluminación artificial es un ámbito que, aparentemente, no depende de la ubicación de manera directa, pero, curiosamente, sí se debe tomar en cuenta de manera indirecta, ya que la cantidad de horas de luz diurna, la intensidad según el ángulo solar en función a la latitud y, en algunos casos, el clima, son variables que, indirectamente, influirán en la toma de decisiones del tipo de luminarias a utilizar. Fig. 3. Planta y sección longitudinal del aula de Escuela Montessori, Delft (Saez, 2021). 8 AULA CD

RkJQdWJsaXNoZXIy Njg1MjYx