PROTAGONISTAS La primera pregunta es obligada: ¿Quién es Isabel Villar? Esta sí es una pregunta difícil. Soy una mujer de 40 años, chilena, que a los 23 años me fui a Suecia, a Estocolmo, a estudiar. Había cursado diseño industrial en Chile y tenía mucho interés en la luz natural, así que busqué en Google dónde podía continuar mi formación y me apareció Estocolmo, así que postulé por el curso. El plan era estar tres meses, porque me interesaba especializarme en otros aspectos del diseño, pero me enamoré de la luz y en el norte de Europa se dan unas condiciones de luz natural muy extremas, donde cobra mayor sentido que la importancia que la iluminación ejerce en nuestro bienestar. Precisamente, Estocolmo es uno de los lugares del mundo donde, en una época del año, hay menos luz natural durante el día. Durante el invierno sí, pero en verano, en cambio, hay exceso de luz natural y cuesta incluso conciliar el sueño durante la noche. Esos extremos entre que no hay luz natural en invierno y no hay casi oscuridad en verano influye en el diseño de la arquitectura y para los espacios interiores es un reto. Pero también es muy inspirador estar en contacto con una cultura que se ha desarrollado bajo esas condiciones lumínicas. ¿Qué importancia tiene la iluminación en combinación con la luz natural en la sociedad actual? Es la pregunta más importante que estamos tratando de resolver, de alguna forma, con nuestra profesión sobre cómo podemos iluminar nuestros espacios de una forma que no destruyamos el efecto que la luz natural crea, sino que la complementemos. Siempre he sido partidaria que los proyectos tienen que empezar a partir de un análisis de la luz natural y no con la idea preconcebida que es un lugar oscuro y cerrado, como si fuera una ‘black box’. La iluminación que creamos de forma artificial tiene que ir de la mano con la natural. Debe haber un dinamismo entre ellas, pero también por salud. Una dilatada carrera profesional que le ha llevado a estudiar cómo mejorar la iluminación para hacerla más sostenible. ¿Cuál es el proceso? Sí que es cierto que empezó con la idea de cómo podíamos combinar la luz artificial con la luz natural. Yo estoy en una oficina de arquitectura y pensaba que sería mucho más fácil trabajar con estos dos elementos de iluminación, sin embargo, encontré que nadie es dueño de esta pregunta, todavía. De alguna forma, el arquitecto ha perdido el ‘craft’ de la sensibilidad de trabajar con la luz natural en la arquitectura, ya que se ha vuelto muy técnica, muy de cálculo, para cumplir con una reglas y certificados de sostenibilidad. La idea de este proyecto de investigación es motivar a todos los que trabajamos en iluminación, para recuperar la importancia de la luz natural, y también un poco ayudar a navegar en un momento que es bastante crítico y que puede ser bastante frustrante. De hecho, puede generar ansiedad pensar en la idea que todo lo que hagamos en el fondo no va a ser bueno para el medio ambiente porque todo consume. Además, estamos especificando productos que tienen que producirse con materiales que se van a acabar en un período a corto o largo plazo y la luz artificial consume energía y cómo esa energía se produce igual tiene su impacto medioambiental. El estudio nace para tratar de encontrar respuesta sobre qué voy a hacer yo con mi vida y mi profesión, ahora que siento que lo que yo hago en el fondo no tiene salida positiva. Pero, especialmente, cómo podemos sentirnos si hacemos algo por el medio ambiente. No es cuestión de juzgarse o señalar con el dedo sino de encontrar con nuestro propio norte, para hacerlo lo mejor posible. A nivel personal, ¿le sorprendió la respuesta que ha tenido su estudio a nivel internacional? De alguna forma sí porque al inicio de este proyecto no existía la intención de publicar un libro, sino el objetivo era tomarnos un tiempo para investigar, para desarrollar métodos, encontrar respuestas y soluciones que ahorran. Empecé con mi compañera Maha Shalaby en noviembre de 2019, cuando todo el mundo empezó a hablar de sostenibilidad, pero de forma aislada y sin conectar ideas; así que sentimos la necesidad de mandar al mundo un informe que hablara de una forma más holística de nuestro trabajo y de todos esos aspectos que inciden, como puede ser la eficiencia energética, la salud y el bienestar y la contaminación lumínica. Teníamos que hacerlo rápido porque sino después sería muy tarde. Eso fue un auténtico reto para nosotras Edición publicada del estudio ‘Sustainable lighting design’ escrito por Isabel Villar y Maha Shalaby. 49
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