iCANDELA_CN45

tectura, es algo que se evidencia en las zonas comunes, especialmente, en el espacio central de la gran zona de encuentro y recepción, abierta, tropical, con presencia del mismo basalto oscuro canario presente en la fachada. Estas zonas comunes presentan una geometrización de las formas naturales al dotarlas de una estética sofisticada y elegante, usando maderas locales, los mencionados basaltos, cerámicas artesanales, fibras y tapices vegetales, todo enfocado a conseguir la atmosfera evocadora buscada. Los grandes volúmenes existentes exteriores, con pasillos y corredores abiertos, pasan a enfatizarse y enriquecerse gracias al nuevo cromatismo, jugando con el blanco de las fachadas y los grises que vienen del basalto local y que se extienden en los núcleos de comunicación, pasillos y techos de terrazas, dando el edificio una presencia vibrante y con ritmo identificada con el lugar. El hotel cuenta con numerosos ambientes de encuentro y restauración, con sus zonas exteriores anexas, todos con su propia personalidad, pero continuando con ese ambiente común botánico, con esa vegetación y esos colores y geometrías que nos dan las cerámicas. Los ambientes con luz tamizada dentro del gran volumen de recepción, “esa nueva caja de vidrio que surge conformando la zona común entre los dos mundos, a modo de gran invernadero que es punto de encuentro y relación”, se consiguen con unas grandes bancadas de lamas perimetrales, que se transforman en celosías curvadas que difuminan la luz de los patios en los que se atisban las palmeras de la planta inferior y que se rematan con gestos curvados de los que se suspenden lámparas ornamentales. Detalle de las lámparas diseñadas por Emili Manrique. 49 REPORTAJES

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