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Esta creciente tendencia en diversos municipios, juntamente con toda la serie de ventajas que ofrecen los drones, respecto a la pirotecnia tradicional, hace pensar a algunos que la utilización de fuegos artificiales en celebraciones de gran envergadura está llegando a su fin y que pronto la pólvora será algo del pasado. No obstante, ¿será realmente tan rápido y efectivo este cambio? Recientemente, en las redes sociales del municipio de Sitges, cuyos fuegos artificiales, dentro de la Festa Major, que en 2016 fue declarada Fiesta Patrimonial de Interés Nacional por la Generalitat de Catalunya, gozan de amplio reconocimiento, se realizó una consulta no vinculante sobre la posibilidad de incorporar drones como substitución a la pólvora. La respuesta prácticamente unánime fue un rotundo no. Los argumentos que más se utilizaron fueron relacionados, como era esperado, con los arraigos culturales, la pérdida de identidad, la atracción particular de este municipio por la pólvora y el ruido (en los fuegos artificiales, por ejemplo, se juega a imitar con el sonido de los petardos los ritmos de los tradicionales timbales del Ball de Diables). Sin embargo, salieron también muchos defensores de las personas con sensibilidad especial hacia el ruido y de las mascotas, reclamando unamayor sensibilización con estos colectivos. La repercusión mediática que generó este calurosodebate denota el verdadero interés que despierta este tema y nos lleva a pensar que el fin de los fuegos artificiales tradicionales no se encuentra tan cerca ni será tan fácil como algunos vaticinan. ¿Será, como en el ámbito de las luminarias, el ‘equilibrio’ la solución (y palabra) mágica? n 21 EXPERIENCIA

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