iCANDELA_CN45

Para establecer unas conclusiones más o menos objetivas se debían tener en cuentamuchos puntos de vista diferentes. El análisis, pues, no se debía hacer únicamente bajo criterios estéticos, que serían quizás los más obvios, sino también funcionales, algo también bastante lógico, y finalmente culturales. Estos últimos, sorprendentemente, tienenmás peso del que inicialmente podría parecer. En la sección ‘Experiencia’ del pasado número 42 veíamos cómo el uso que hacemos de la luz está a veces más marcado por la cultura que por la necesidad: utilizamos luces de colores en fiestas, ponemos una luminaria en un espacio concreto basándonos más en la concepción clásica del lugar que en el tipo de luz que necesitamos, ponemos luz fría en baños y cocinas, sin ninguna lógica, por herencia de sistemas del pasado, encontramos preferencias por determinadas temperaturas de color o distribuciones lumínicas en función de la cultura del país que visitamos por el simbolismo que se les da… Resumiendo las conclusiones, vimos que, por un lado, las prestaciones que ofrecen las nuevas tecnologías hacen que salga más a cuenta abandonar sistemas obsoletos y optar por diseños totalmente nuevos y concebidos para usar estas tecnologías, que intentar readaptar muchos de los antiguos diseños, que fueron realizados bajo unas condiciones que ya han cambiado. Pero, por otro lado, vimos que, si se seguía totalmente esta tendencia, perdíamos o desvirtuábamos muchos objetos que conforman nuestra identidad cultural, y se nos despojaba de algo que nos define y diferencia. L. Foto: Gianluca Battista. 19 EXPERIENCIA

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