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63 URBA podrán desarrollar con mayor eficacia planes de iluminación urbana que ten- gan un mayor impacto en el paisaje nocturno de la ciudad. Por último, la tecnología se aplicará de forma que aporte un valor útil y tangible a la ciu- dad por la noche. Se trata de un cambio de mentalidad, y quizá de una cuestión semántica. Pero deberíamos dejar de hablar de la ilumi- nación urbana como un accesorio del diseño urbano. Empecemos a hablar de ciudades de noche, hablemos de diseño de paisajes nocturnos. Para lograr un mejor entendimiento por parte de todos los que están involucra- dos en el proceso de desarrollo urbano, es mejor establecer un punto de partida más elemental que simplemente discutir la iluminación. Tenemos que empezar por discutir la noche, y hacer conciencia Proyecto Óðinstorg. Foto: Darío Núñez
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