CK27 - Tierras Caprino

nº 27 - pág 66 tierras CAPRINO] 2019 necesidades de cada una de las razas dándonos una visión más clara del sector en su conjunto. TI.- ¿Cuáles deberían ser en su opinión las características que definan la cabra del futuro? ¿Qué prioridades deberían establecerse en los programas de mejora? S.R.- Como ya he dicho antes, conocer la realidad de cada sector dentro de la caprinocultura, poner en valor sus productos y favorecer la mejora de las razas con sus peculiaridades. Necesitamos el apoyo de los consumidores, dar a conocer los beneficios de nuestros productos, y en eso las razas ambientales de aprovechamiento cárnico, somos las que peor estamos, no se valoran los servicios ambientales y eso repercute en la economía de los productores y en su estima profesional. Se generan productos de calidad diferenciada que actualmente no tienen hueco en las cadenas de mercado de alimentación rápida y barata. Eso es una verdadera desventaja. Desde hace años se generó la necesidad de que el productor tenía que ser transformador y comercial de su propio producto y desde ahí poder rentabilizar su negocio concentrando el valor añadido para quien lo produce. Es lógico. Son innumerables los casos de éxito, pero en todos los que conozco son modelos en los que la mano familiar o la no remunerada están detrás. El valor añadido queda en la producción, pero el peso laboral también. No sé hasta qué punto son modelos humanamente sostenibles a largo plazo. Los programas de cría, desde mi punto de vista, tienen que reflejar la realidad en todas sus dimensiones, ya que estamos en la intersección entre tres aspectos fundamentales: aspectos legislativos vinculados a la producción ganadera y también a la conservación y mejora, como el RD de zootecnia, legislaciones vinculadas a las ayudas a los productores y las superficies; la mirada de conservación de una raza (valorando los aspectos patrimoniales implicados: genéticos, sociales, culturales y medioambientales de las mismas); y las necesidades obvias del sector de generar empleos dignos y valoración social de la profesión. Todo esto es un gran puzle donde las piezas son difíciles de encajar porque la mirada debe ser multifocal y entender las diferentes realidades. Quizás la maleabilidad del sector debe ir acompañada de la elasticidad normativa, teniendo en cuenta las misiones y visiones que unifican el sector caprino. Eso sería el futuro… la dignificación y el reconocimiento de lo que se hace en el campo, por encima de los valores de las políticas de mercado. Estrategias que profesionalicen y dignifiquen al sector garantizaría un relevo generacional tan necesario. Incluso me atrevo a reivindicar el derecho de los pueblos a gestionar sus políticas alimentarias, dentro de un marco común, tal y como se han generado en otros países como Francia o Portugal, favoreciendo la soberanía alimentaria de los pueblos, en toda su inmensidad y que tan inmersa está en la identidad de un pueblo y con ello la valorización de sus caprinocultores. Como dice la frase ‘a lo largo de nuestra vida, habrá momentos en que necesitaremos un arquitecto, un abogado, un médico… oero tres veces al día necesitamos un campesino o campesina’. TI.- ¿Es cierta la idea de que la extensificación va unida a una gestión de la reproducción más desordenada e imprevisible? S.R.- No, eso es quizás parte de la leyenda. En las razas ambientales la planificación es importante, e incluso muy difícil porque se está a merced de las condiciones climáticas de cada año, y el riesgo es mayor para garantizar las necesidades, por ejemplo en la gestación. El manejo es uno de los grandes pilares en el éxito de la producción ganadera (junto con la genética, la salud y la alimentación) y poner el foco en él es clave. Los modelos extensivos no son sinónimos de dejadez, conllevan planificación e incluso los modelos pastorales con acompañamiento permanente son de una complejidad increíble y generan una fuente de conocimiento basado en la observación de los comportamientos animales y gran conocimiento del medio y sus interacciones. La gestión es necesaria en cualquier empresa y las ganaderías no están exentas de ella, en ninguno de los modelos. A mayor gestión, mayor éxito en la cría y, por ende, en la producción. TI.- Otro de los estereotipos que parecen ligarse a la idea de la extensificación, en este caso desde un punto de vista positivo, es la mejora del bienestar animal. ¿No pueden alcanzarse los mismos estándares de bienestar en una granja intensiva? S.R.- En el caso de la especie caprina, que como su nombre y su fama le han generado, son animales caprichosos, pero con un fundamento nutricional, van buscando el alimento que necesitan en cada momento. Su nutrición también depende de un correcto movimiento ruminal, son animales adaptados a caminar grandes distancias, esas son cuestiones difícilmente reproducibles en confinamiento. Pero también es verdad que es un animal de gran capacidad adaptativa y resiliencia. Ciertamente se pueden cubrir ciertas necesidades de lo llamado técnicamente bienestar animal: ausencia de frio, de hambre, de temor, de estrés… pero el comportamiento animal genuino es muy difícil de respetar en confinamiento. Las cargas ganaderas deben estar bien calculadas para garantizar satisfacer las necesidades etológicas de los animales en sus diferentes estadios fisiológicos. Hoy en día existen experiencias como dejar a disposición de las crías elementos que permitan la exploración a través de juguetes. Para mí, atender a las necesidades etológicas viene también ligado a poder replicar, en la medida de lo posible, el estado en libertad de los animales, eliminar el estrés por competencia en la aportación de sus necesidades básicas más elementales. Esa es mi experiencia, pero yo tengo formación en Etologia y Ganadería Ecológica… y quizás no soy muy objetiva. TI.- Desde un punto de vista sanitario, ¿es razonable pensar que una granja extensiva ofrece más dificultades para organizar un plan sanitario y asegurar unos niveles suficientes de bioseguridad? ¿Es más difícil controlar la sanidad en extensivo? S.R.- El problema no creo que sea el de garantizar la sanidad en los modelos extensivos, sino que las normativas que se regulan sanitariamente son hechas con la mirada del intensivo, sin tener en cuenta la realidad del extensivo. Siempre que un animal tenga sus necesidades vitales cubiertas, el mantenimiento del equilibrio de sanidad es más fácil de establecer. Los microrganismos existen en el medio, conviven con todos los seres, lo importante es ser capaz de que los Modelos de Producción

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