CK27 - Tierras Caprino

nº 27 - pág 65 [tierras CAPRINO 2019 cada uno de los modelos debería poner en valor las horas extras trabajadas para sacar adelante los negocios, las manos familiares invisibles, los meses de desesperación, la pérdida o grandes pagos por los territorios que los animales limpian sin que se visibilice social ni económicamente. TI.- ¿Hay diferencias claras en el sistema de producción que se sigue en función de la raza o de la zona en la que se trabaje? S.R.- Existen ciertamente muchas peculiaridades en cada modelo de producción en función de la cría o no de animales de raza pura, como la selección y la conciencia de una raza autóctona, la necesidad de cuidar ese patrimonio genético. Igualmente, las diferencias geográficas también influyen en los modelos de cría, como vegas de ríos y el aprovechamiento de rastrojos, dehesas, zonas de olivar, Espacios Naturales Protegidos… La gestión del territorio, la existencia de cultivos, la capacitación de la persona gestora… todo ello va a determinar qué modelos de cría pueden desarrollarse. TI.- El sector parece que vive desde hace años inmerso en la dicotomía intensificación/extensificación como alternativas de trabajo. ¿Usted cuál cree que debe priorizarse? ¿Por qué? S.R.- No creo que los modelos sean unos u otros, existe un abanico de opciones, como ya he dicho dependiendo de las necesidades básicas del caprinocultor, la existencia de territorio, su localización geográfica, sus motivaciones. Creo que la misión de todos debería ser hacia priorizar modelos sostenibles; económica, humana y medioambiental garantizando alimentos de calidad teniendo en cuenta la sanidad y el bienestar animal… y con esas premisas existen diversos modelos ajustables a las variadas situaciones. Lo considero como marco básico en que todo es posible y debe ser ajustado a las realidades diversas, sin enfrentamientos. Cada día más el consumidor, y somos todos, se inclina a una forma u otra de consumo alimentario; también es verdad que los productores ofrecen diversos productos según su grado de concienciación o sus valores. La equidad social y la dignificación de vida es lo que me preocupa, eliminar todo prejuicio a lo caprinocultores, dar vida a los entornos rurales y profesionalizar un sector desde el orgullo de ser cabreras y cabreros. TI.- En general, se tiende a pensar que la intensificación lleva a modelos de trabajo que miran al futuro, más ordenados, más eficientes, con mayor sanidad y tecnificación, que permiten una mayor calidad de vida para el ganadero y permite hacer las explotaciones más atractivas para los jóvenes; mientras que la extensificación lleva a modelos más anclados en el pasado, menos productivos y tecnificados, que requieren ganaderos más vocacionales, dispuestos a asumir un planteamiento laboral y vital más ‘duro’, por lo que resulta menos atrayente para los jóvenes… ¿Comparte usted esta visión? ¿Hay vías intermedias? ¿Quizá deban plantearse caminos diferentes en la evolución del sector, según los objetivos que se persigan por parte de los ganaderos? S.R.- Realmente creo que no debería existir esa diferenciación. Los avances tecnológicos nos ayudan en todas las circunstancias y creo que la corresponsabilidad y la motivación que nos lleva a hacer nuestro trabajo es lo necesario para poder hacer de él un trabajo más acorde a la realidad de hoy. No creo que las zonas rurales se deban convertir en parques temáticos del pasado, pero sí deben de conocer su propia historia, entenderla y agradecerla para poder adaptarse a la realidad de hoy. La productividad, la eficiencia y la tecnificación no están vinculados a un único modelo de producción. Existen tecnologías diversas que pueden facilitar las labores rutinarias; drones, GPS, sistemas informáticos adaptados a las necesidades de gestión y producción a través de APPs, así como diversas tendencias de modelos de producción y gestión territorial; sistemas agroecológicos eficientes, pastoreo racional, ganadería holística… muchas tendencias que aúnan los saberes respetuosos del pasado con las necesidades actuales en pro de la eficiencia. Y eso no está reñido con ningún modelo concreto a priori. En mi experiencia en el sector, caprinocultores que tienden a profesionalizarse cada vez más demandan una formación específica, una apertura de capacitación a las diferentes vertientes de cría, sanidad, organización empresarial, modelos de comercialización más sencillos y eficientes. TI.- ¿Esa dicotomía intensificación/extensificación se plantea también a la hora de enfocar los programas de mejora genética de las diferentes razas? S.R.- Evidentemente, el nivel de información actualmente entre los diferentes modelos existe. La mirada se ha puesto desde hace unos años más exhaustiva en las razas lecheras. El control lechero que se lleva haciendo tanto años, e incluso con normativa propia y recursos económicos públicos -en parte-, ha generado una riqueza de datos que ha promovido más avances en los programas de cría, pero las bases son las mismas, y al menos en el sector andaluz, dentro del seno de Cabrandalucía, el apoyo entre las diferentes asociaciones de razas puras es total a la hora de afrontar los planes de mejora y consensuar las estrategias a seguir, cada una con sus peculiaridades. Eso nos enriquece aún más al conocer las Modelos de Producción ✚

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