nº 27 - pág 64 tierras CAPRINO] 2019 tor, son puntuales las capacitaciones específicas para técnicos y ganaderos donde se tenga una visión holística de las posibilidades y la idiosincrasia de los diferentes modelos de cría. Actualmente se están generando herramientas informáticas que faciliten la gestión de datos y generen en el cotidiano mayor eficiencia y conocimiento de lo que ocurre en las granjas en aspectos tan importantes como la gestión y producción, valores técnicos económicos e incluso ambientales. En aspectos de comercialización, existen casos muy interesantes de puesta en valor de productos de calidad con diferenciación para el consumidor como, por ejemplo, el empleo del sello de 100% autóctono, vinculado a los productos derivados de las razas autóctonas con llevanza de libro genealógico, así como diferentes marcas de calidad diferenciada. Sin embargo, el mercado agroalimentario globalizado también ha despreciado los productos derivados de la carne, así como tampoco le ha dado relevancia al porcentaje de leche de caprino en derivados lácteos. Pero existen estudios de las virtudes nutricionales de la leche de cabra y como su incorporación directa en la dieta favorece el bienestar humano, así como la calidad de la carne y sus beneficios como alimento sostenible, sobre todo en razas vinculadas a espacios naturales, la calidad de la piel y derivados del cuero. Con todo ello, quiero reconocer los pasos que se van dando, pero que es importante fomentar el empoderamiento del sector y favorecer su lugar de relevancia en la ganadería para poder enfocar los avances concretos a su realidad y a su importancia, dejando de ser el ‘sector pequeño’ dentro los rumiantes. TI.- ¿Considera usted que el enfoque en la evolución general del sector en estos momentos es el correcto? ¿Hay aspectos que convendría ajustar mejor? ¿Cuáles? S.R.- Desde mi experiencia profesional, estamos dando a conocer el sector dentro del propio sector, mostrando lo que nos une y lo que nos diferencia y agradeciendo la diversidad y nuestra complejidad, pero hay que llevarlo ahora hacia fuera, y es de gran relevancia para garantizar la sostenibilidad que, a nivel burocrático, se entienda la diversidad. No somos iguales y las legislaciones vigentes no lo reflejan. Desde la unión de todos podemos favorecer la evolución que queremos, eliminando la competitividad entre nosotros, ya que cada uno tiene su realidad, incluso sus razas y su espacio geográfico. En todo ello es importante la claridad, ser transparentes ante el consumidor, que al final debe ser el principal objetivo; generar productos de calidad, ofertar un gran abanico de productos que se ajuste a las diferentes economías o criterios del consumidor, que al final somos todos. Nadie quiere más que el propio productor ofrecer un producto de garantía, que le asegure con su modelo de cría una vida digna, un reconocimiento social, o al menos no un desprestigio. Así pienso que evolucionaría el sector. TI.- En términos generales, ¿cuántos sistemas de producción diferentes se aplican en la actualidad en el caprino español? ¿Hay alguno que pueda considerarse preponderante? S.R.- Es una cuestión interesante y muy necesaria en los tiempos actuales. Históricamente se ha hablado de intensivo vs extensivo y sus ‘semi’ intermedios, pero esta clasificación no es suficiente. Desde distintos actores implicados (ganaderas y ganaderos, técnicas y técnicos, investigadores) nos surge la necesidad de generar criterios válidos para la clasificación de las diferentes tipologías. Como decía, la diversidad es enorme, tan diversa como los ecosistemas donde habitan, la riqueza genética del sector nacional, y los objetivos de cada persona caprinocultora asociada al sector. Entre los criterios que se estiman interesantes a reflejar estarían la existencia o no de territorio, si es para siembra y aprovechamiento posterior en pesebre o directamente a diente, donde se podría valorar además las hectáreas disponibles por animal. Igualmente discernir el tipo de aprovechamiento prioritario, según las rentas predominantes vengan de la producción lechera, cárnica o mixta. Sin embargo, como técnica de modelos extensivos, predominantemente en Espacios Naturales Protegidos, estimo necesario diferenciar las llamadas ‘razas ambientales’ en las cuales los servicios ecosistémicos que generan no están valorizados aún y son una fuente de generación de servicio holístico que debería ser compensado de alguna manera en el valor de sus productos. Las ganaderías vinculadas a los modelos más extensivos están frecuentemente asociadas a dehesas o al aprovechamiento de tierras comunales o parajes más abruptos que generan quizás menos aporte económico directo al productor pero que favorecen la supervivencia de entornos rurales, ligados al patrimonio local, y sus culturas. Por lo general la mirada productiva ha ido más enfocada a las ganaderías más lecheras, primando la importancia de beneficio económico sobre otras implicaciones del sector, debido a que el consumo de derivados lácteos es más común que el de la carne en la sociedad actual. TI.- ¿Algunos de los sistemas de producción se ha demostrado claramente más rentable que los demás durante este tiempo, desde el punto de vista de la economía del ganadero? ¿Por qué? S.R.- La caprinocultura no es un negocio de enriquecimiento, en todos los casos hay mucho esfuerzo personal detrás, y demasiado frecuentemente los precios de venta están por debajo de los costes de producción. Los modelos ‘más rentables’ van por lo general ligados a más insumos, más inversiones iniciales, pero no siempre son un producto más valorado debido a la dependencia de mercado, y por ello asociado a mayores riesgos diarios. Normalmente los beneficios vienen dados por aspectos más generales y a largo plazo, vinculados a una gestión determinada, o a un producto diferenciado. El precio de la carne, no es que sea bajo, es que es un producto considerado secundario al lechero en la mayoría de las granjas. Eso ha perjudicado seriamente a las razas de aptitud cárnica, que no pueden competir con un mercado exclusivo de un chivo lechal de bajo peso y en el que son normalmente penalizados sus productos. Las razas ambientales deben trabajar por su verdadero mercado, para poder hablar en términos de igualdad y sacar conclusiones de rentabilidad. Todo esto ha llevado al caprinocultor de razas ambientales a ser dependiente de las ayudas, y quizás las ayudas deberían encaminarse a favorecer el mercado de nuestros productos locales diversos de calidad para generar una demanda estable y a largo plazo no ser criadores dependientes del Estado. Para hacer una valorización real, todos y Modelos de Producción
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