nº 27 - pág 34 tierras CAPRINO] 2019 Además, desde esta asociación matizan que no solo es importante que las cabras alcancen ese desarrollo adecuado al primer parto, sino que es necesario que lo consigan sin forzar su crecimiento: “En esta raza con pesos vivos de las adultas de entre 60 y 70 kilogramos, debemos realizar la cubrición con unos 40 kilogramos de peso vivo, pero ese peso no se puede alcanzar porque se haya cebado a las cabritas, sino porque hayan crecido. Es decir, necesitamos cabritas bien desarrolladas, con una buena capacidad corporal, pero en absoluto nos interesan cabritas engrasadas, ya que presentarán peor desarrollo del aparato reproductivo y de la glándula mamaria, pues tanto la cavidad pelviana como el parénquima mamario suelen ser órganos propensos al engrasamiento”. Y desde Acriflor apuntan también que otro aspecto interesante a tener en cuenta a la hora de fijar esa edad al primer parto es la época de nacimiento de las cabritas: “Al ser animales estacionales, las cabritas que alcancen ese momento óptimo de cubrición en periodos de días largos pueden tener mayor dificultad para quedar gestantes que las que coincidan con periodos de días cortos. Así, por ejemplo, las cabritas nacidas en primavera suelen alcanzar ese momento al final del invierno siguiente, coincidiendo con el alargamiento de los días. En tanto que las cabritas nacidas en invierno alcanzan ese momento en el otoño siguiente, cuando los días se están acortando, y se alcanzan fertilidades superiores en esa primera cubrición”. Desde la Asociación Española de Criadores de la Cabra Malagueña (Cabrama), por su parte, apuestan por una edad óptima para el primer parto algo más reducida: “Es cierto que la edad óptima al primer parto dependerá del sistema de trabajo de cada ganadería y del desarrollo de cada animal, pero en función de un desarrollo correcto de cada cabrita, sí que podríamos hablar de que esa edad ideal tendría que situarse en torno a 12 meses”, puntualizan. En cualquier caso, al igual que en la raza Florida, desde la asociación de Malagueña se insiste en cuidar ‘la calidad’ del desarrollo de los animales, no sólo su peso bruto: “Hay que alcanzar el peso correcto, pero el animal debe tener una buena estructura y aplomos. Por eso, aconsejamos a nuestros asociados que tengan en cuenta la selección fisiológica en sus ganaderías, y por lo que general cumplen con esas recomendaciones”, apuntan desde Cabrama. Manuel Romero, responsable de los servicios técnicos de UNIPROCA, ofrece una perspectiva más amplia de la problemática que supone la primera cubrición y la edad al primer parto, valorando el asunto desde la óptica de un colectivo más amplio y heterogéneo como es el que compone una cooperativa. Su primera apreciación es que no deben fijarse objetivos muy rígidos y ambiciosos, dada la disparidad que hay en la producción del caprino en España. Coincide en todo caso con los representantes de las asociaciones, en que la cuestión no es tanto una edad sino un momento, ya que todo dependerá del desarrollo del animal y de su evolución durante los primeros meses de vida. Si el animal tiene un buen desarrollo y ha alcanzado el 70% de su peso adulto, podríamos decir que está listo para cubrirse, indica. El problema, sin embargo –puntualiza-, puede surgir al intentar fijar el valor que debe tomar como referencia el ganadero sobre cuál es el peso o la condición corporal tipo de un animal adulto, que presenta matices importantes en algunos rebaños. Aun así, para las condiciones de trabajo que tenemos en España, Romero considera que la edad de primer parto debería de irse más a los 15 que a los 12 meses, dadas las condiciones de manejo, confort y alimentación que hay en la gran mayoría de explotaciones. “Si estos aspectos se controlaran más y mejoraran, podríamos reducir esa edad ideal de primer parto, ya que estaríamos manejando animales con una media de condición corporal y desarrollo mayor”, apunta. Con una perspectiva basada en su experiencia personal, Diana García Méndez, copropietaria de la Ganadería García Méndez, que es una explotación de raza Florida, de tamaño medio y de gestión intensiva, ubicada en la localidad abulense de Cebreros, apuesta por una edad al primer parto de 13 meses. “La edad óptima al primer parto en nuestra explotación y el objetivo que tenemos marcado son los 13 meses. Puede que haya hembras que salte a la vista que aún no están desarrolladas, porque se han criado un poco peor, pero el objetivo es que se cubran a los 8 meses. Están en un momento de celo óptimo y además con 8 meses están cogiendo peso y no tienen exceso de grasa. Si se espera más, puede empezar a haber problemas reproductivos”, puntualiza esta ganadera abulense. Una visión muy similar es la que da Francisco Moya desde la explotación murciana Kpra, que por su tamaño puede considerarse una ‘macrogranja’, ubicada en Mula (Murcia). Nos explica que: “Con la raza Murciano-Granadina el criterio que seguimos es que haya un mínimo de edad de 8 meses. A partir de esta edad, las chivas que pesen al menos 32 kilogramos de peso vivo, que corresponde al 65% del peso de adulto, pasan a cubrición”. Eso supone que en la realidad, la mayoría se cubren con 9 o 10 meses de vida. El primer parto es clave
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