nº 27 - pág 20 tierras CAPRINO] 2019 ganadero y de los trabajadores de una explotación para que un plan de bioseguridad se aplique correctamente? I.F. y L.M.O.M.- El papel de los ganaderos es fundamental, debido a que son ellos los responsables de aplicar las medidas de bioseguridad y, por tanto, deben entender cómo se introducen y propagan las enfermedades, las consecuencias de la entrada de agentes patógenos y la importancia, beneficios y riesgos de aplicar o no medidas de bioseguridad. En caso contrario, las medidas propuestas se verán como un gasto innecesario y no se aplicarán o se aplicarán inadecuadamente. La gran cantidad de recomendaciones existentes sobre bioseguridad puede llevar a confundir al productor y que éste no elija las medidas más adecuadas y efectivas para su explotación. Los veterinarios tienen un papel muy importante informando y motivando al ganadero y adaptando las medidas de bioseguridad a las peculiaridades de cada explotación, ya que se ha podido constatar que los veterinarios son la principal fuente de información para los ganaderos en materia de bioseguridad. En consecuencia, los veterinarios deben estar formados en todos los aspectos de la bioseguridad para poder proporcionar una adecuada información y formación a los ganaderos. TI.- ¿Tiene el caprino el inconveniente de la coexistencia de una multitud de sistemas de producción que no permiten estandarizar protocolos de bioseguridad aplicables en todas las explotaciones? I.F. y L.M.O.M.- No necesariamente, puesto que los programas de bioseguridad deben ser específicos de cada explotación, aunque haya unas recomendaciones generales. Algunas medidas de bioseguridad tendrán más importancia que otras dependiendo de las características de cada explotación, el sistema productivo y qué enfermedades queramos prevenir y/o controlar. Las medidas a implantar y los potenciales riesgos sanitarios no serán los mismos en explotaciones extensivas que en explotaciones intensivas lecheras. En todos los casos, el primer paso que debe realizarse para instaurar un plan de bioseguridad es una evaluación del riesgo, con el objetivo de conocer la situación de la explotación y decidir qué enfermedades se quieren prevenir y/o controlar, priorizando en aquellas que afectan a la producción y reproducción. Para ello hay que estudiar y conocer las enfermedades presentes en la explotación y en la región y las enfermedades potenciales de aparecer, las consecuencias sanitarias y económicas que tienen o podrían tener en la explotación la presencia de las enfermedades de riesgo, las vías por las que los animales podrían exponerse a los patógenos y cómo se transmiten y se mantienen en la explotación y, por supuesto, los recursos económicos de la explotación. Los riesgos a valorar están, en primer lugar, relacionados con el contacto directo con animales debidos a la adquisición de nuevo efectivo, al uso de pastos comunales y/o a la ausencia de un adecuado vallado que permite el contacto con ganado de otras explotaciones o con animales silvestres, a la reintroducción de animales en la explotación después de haber estado en pastos comunales, ferias, mercados o concursos y a la presencia de animales domésticos u otras especies de ganado en la explotación. En segundo lugar, deben tenerse en cuanta los riesgos relacionados con el contacto indirecto a través de las visitas, vehículos, materiales, equipos y residuos. Las visitas que suponen un mayor riesgo son aquellas personas que entran en contacto directo con los animales y las que visitan diferentes granjas y los vehículos de transporte de animales, cadáveres y residuos. TI.- ¿Qué características deben tener las explotaciones, por lo que se refiere a vallas físicas, vados sanitarios… para establecer esa primera barrera contra la entrada de enfermedades? I.F. y L.M.O.M.- El contacto con animales exteriores a la explotación, sean domésticos o silvestres, representa una vía de entrada de agentes patógenos al rebaño. Para evitar el contacto con otros animales domésticos o fauna silvestre, la mejor medida de bioseguridad es disponer de un vallado completo que rodee todas las instalaciones de la granja y mantener la puerta de acceso permanentemente cerrada, principalmente para prevenir las enfermedades de transmisión aérea. En esos casos, lo ideal sería evitar el contacto nariz-nariz a través de la valla mediante un doble vallado o un vallado eléctrico y una distancia de al menos tres metros entre el rebaño y el exterior. Es muy recomendable también que hubiera un vado/arco sanitario en la entrada, no solo en buen estado, sino que además se utilice regularmente. TI.- ¿Qué papel juega la introducción de animales en el rebaño en la difusión de enfermedades? ¿Qué protocolo se puede utilizar para impedir su entrada? I.F. y L.M.O.M.- Uno de los mayores riesgos de entrada de patógenos en las explotaciones es con la adquisición de nuevos animales que sean portadores de enfermedades. Por ello, la medida de bioexclusión más eficaz es el El Reto de la Bioseguridad ✚
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