CK27 - Tierras Caprino

nº 27 - pág 19 [tierras CAPRINO 2019 enfermedades endémicas que afectan a la producción y enfermedades zoonóticas. TI.- ¿En qué medida y de qué formas puede condicionar la bioseguridad la rentabilidad de una explotación ganadera, concretamente en el caso del caprino? I.F. y L.M.O.M.- El interés por la bioseguridad se ha incrementado tras la aparición de enfermedades, como la lengua azul, que pueden causar grandes pérdidas por la mortalidad y morbilidad que originan. Pero también por el incremento de las resistencias microbianas. Además, las medidas de bioseguridad son esenciales para controlar enfermedades zoonóticas como la tuberculosis o la brucelosis u otras que están ampliamente distribuidas en el ganado caprino y que originan importantes pérdidas productivas y económicas, como la paratuberculosis, tembladera, agalaxia contagiosa y artritis-encefalitis, entre otras, alguna de ellas bajo programas de control por parte de las administraciones. TI.- El nuevo escenario de reducción de antibióticos, unido al escaso arsenal terapéutico que tiene tradicionalmente el ganado caprino, hacen que la bioseguridad sea un camino ineludible en el futuro para todas las explotaciones. ¿Cree que están suficientemente mentalizados los ganaderos y/o veterinarios que trabajan con el caprino sobre la necesidad de implementar esas medidas de bioseguridad? ¿Por qué? I.F. y L.M.O.M.- Probablemente no, por ello es esencial una buena comunicación entre los ganaderos y veterinarios, que se disponga de información suficiente sobre los riesgos, las medidas de bioseguridad y sus beneficios. Además, debe considerarse el empleo de incentivos para involucrar a los productores en las prácticas de bioseguridad. Motivar a los ganaderos es la clave para mejorar la bioseguridad de las granjas. Cualquier programa de bioseguridad no debe exceder de las posibilidades económicas de la granja y ser fácilmente adaptable a las situaciones específicas de cada explotación, ya que, en caso contrario, las medidas propuestas se verán como un gasto innecesario e ineficaz. TI.- ¿Cómo está el nivel de implantación de la bioseguridad en caprino si realizamos la comparación con otros sectores ganaderos? ¿Existen diferencias significativas con otras especies de monogástricos, o incluso de rumiantes, en lo que están más implantados los modelos de bioseguridad? I.F. y L.M.O.M.- Sin lugar a dudas, las medidas de bioseguridad en las granjas porcinas, pero también en las granjas de vacuno lechero con un tamaño importante, se encuentran más desarrolladas que en muchas explotaciones de vaca nodriza y que en las explotaciones de pequeños rumiantes. Sin embargo, algunas granjas intensivas de ovino y caprino están aplicando ya medidas básicas de bioseguridad desde hace tiempo. En concreto, en el sector caprino hay una gran variabilidad en la aplicación de medidas de bioseguridad y, en general, se puede asegurar que hay campo para la mejora. TI.- ¿Es habitual que las explotaciones de esta especie tengan previsto un plan de bioseguridad, un reparto de funciones y unos protocolos de trabajo? I.F. y L.M.O.M.- Lo habitual es disponer de medidas de bioseguridad aisladas, no integradas en un programa de bioseguridad pautado y completo. Entre ellas, las más comunes son los programas de vacunación y desparasitación, o las medidas de higiene y sanidad durante el ordeño en rebaños lecheros. Parece clara la necesidad de desarrollar planes de bioseguridad que incluyan medidas generales y específicas para cada apartado concreto de la explotación (cabritos, recría, ordeño, etc.) y que contemple el desarrollo de protocolos específicos y planes de formación para el personal. TI.- ¿Qué papel juegan la implicación y la actitud del El Reto de la Bioseguridad ✚

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