CK26 - Tierras Caprino

nº 26 - pág 72 tierras CAPRINO] 2019 X Foro Nacional del Caprino Los sistemas más extensivos suelen producir una mayor cantidad de metano, por la dieta que reciben. Por otro lado, al dividirse las emisiones entre los kg de leche producidos, es lógico que las explotaciones menos productivas obtengan valores mayores. Actuaciones de manejo como proporcionar una cierta cantidad de alimentos concentrados a las cabras como suplemento al pastoreo, así como mejorar la calidad de los alimentos ricos en fibra, mejorarían el metabolismo ruminal, lo que conllevaría una disminución del metano emitido, así como un incremento de la productividad por cabra, consiguiéndose una reducción del valor de la emisión de GEIs por kilogramo de leche producida. Esta medida, que debe ser apropiada para cada situación concreta, puede considerarse como ejemplo de la ‘intensificación sostenible’ propuesta por algunos investigadores, como medida para reducir el impacto sobre el cambio climático de la ganadería pastoral. Como se ha señalado en la introducción, para calcular correctamente la huella de carbono, es necesario restar a las emisiones las capturas de carbono producidas por el sistema. Los resultados de nuestro estudio mostraron que la captura total de carbono por kg de leche corregida fue significativamente menor en las granjas G2 que en las granjas G1 y G3, no encontrándose diferencias entre estas dos últimas, siendo el secuestro total de carbono de estas explotaciones más pastorales un 51-70% más alto que en las granjas G1 (más intensificadas). La inclusión del secuestro de carbono por los pastizales, en el cálculo de la HC, redujo las emisiones de GEIs de las granjas estudiadas, de modo que los valores de la HC (calculado como la diferencia entre emisiones y capturas) fueron de 1,40 ± 0,19, 1,16 ± 0,16 y 1,04 ± 0,08 kg CO2eq/kg para los grupos G1, G2 y G3 respectivamente, no encontrándose diferencias significativas entre los distintos grupos de estudio. No cabe duda de que se abre un campo interesante de investigación, en el que es necesario hacer estimaciones más precisas, teniendo en cuenta las peculiaridades de los ecosistemas mediterráneos y, en particular, aquellos en lo que hay presencia de ganado caprino. Conscientes de esta realidad, la Universidad de Sevilla, US, participa en un proyecto denominado Amaltea, Gestión Caprina Sostenible, financiado a través de la Junta de Andalucía en la convocatoria para el funcionamiento de Grupos Operativos Regionales de la Asociación Europea de Innovación en Materia de Productividad y Sostenibilidad Agrícola (EIP-AGRI), en el cual uno de los objetivos es proponer una metodología y estimar las capturas de carbono producidas por los diferentes modelos de ganadería caprina pastoral de Andalucía. UN PROBLEMA GLOBAL QUE NECESITA UN ENFOQUE INTEGRAL No cabe duda de que la actividad humana está acelerando el calentamiento del planeta, y con ello los efectos devastadores del cambio climático. La elevada demanda de productos de origen animal es una de las responsables de las grandes cantidades de GEI emitidos a la atmósfera, por lo que es necesario analizar este hecho y adoptar las medidas oportunas, en especial en los países desarrollados económicamente, en los que la media de consumo de productos animales por habitante es alta. A pesar de que el indicador Huella de Carbono (HC) está ahora presente en todos los debates, conviene detenerse un poco y reflexionar sobre la siguiente pregunta: ¿es suficiente con la HC para medir el impacto real de la actividad ganadera sobre el medio ambiente y, más concretamente, sobre el fenómeno del cambio climático? La respuesta es no. Es necesario abordar el problema desde un enfoque integral, teniendo no solo en cuenta las emisiones netas de GEIs en la granja sino también el resto de los elementos que intervienen, directa o indirectamente, en su ciclo y que habitualmente no son incorporados a los cálculos. La HC puede ser un indicador de referencia, pero no debe ser el único utilizado para planificar actuaciones que reduzcan el potencial efecto negativo de la actividad ganadera sobre el medio. Cualquier análisis riguroso debe incluir en el debate otros elementos tan importantes como que: (i) los rumiantes existen desde hace milenios y juegan un papel importante en la naturaleza y la sociedad; (ii) los rumiantes no compiten con el ser humano por los alimentos, de la misma manera que lo hacen otras especies de abasto, al ser los alimentos forrajeros su principal fuente de alimentación; (iii) cada vez que se talan árboles para cultivar grano y forrajes destinados a la alimentación animal, se están destruyendo sumideros naturales de carbono; (iv) en los sistemas en los que hay pastoreo se hace menor uso de la energía no renovable, en especial del petróleo y sus derivados ya que, por un lado, se tienen que producir, cosechar y transportar menos alimentos y, por otro, se tienen que usar menos fertilizantes químicos, lo cuáles emiten una Figura 2. Emisiones totales, secuestro de carbono y huella de carbono (kg CO2e por leche corregida en grasa y proteína según la normalización Robertson et al. 2015) de las granjas de caprino lechero estudiadas. G1: granjas pequeñas de baja productividad y baja dependencia de insumos externos para la alimentación de los animales; G2: granjas medianas con una productividad media-alta y gran dependencia de insumos externos; y G3: granjas grandes con productividad medio-alta y baja dependencia de insumos externos.

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