CK26 - Tierras Caprino

nº 26 - pág 70 tierras CAPRINO] 2019 X Foro Nacional del Caprino Según las últimas investigaciones realizadas, la contribución de la actividad pecuaria en las emisiones globales de GEIs es aproximadamente del 15-18% del total, considerando el uso directo e indirecto de la tierra (Hristov et al., 2013). Los rumiantes son los responsables del 80% de las emisiones de la ganadería, debido principalmente a la generación de metano, producto de la fermentación entérica. La huella de carbono (HC) es el indicador más utilizado para proporcionar información sobre la contribución de un determinado producto a la emisión de GEIs (Sinden, 2009). Este indicador se estima utilizando la metodología del ‘análisis de ciclo de vida’ (ACV), también conocida como análisis ‘de la cuna a la tumba’, que consiste en tener en cuenta todas las etapas del ciclo productivo, es decir, medir las emisiones desde la extracción de la materia prima hasta el producto final. La HC se expresa en kilogramos de dióxido de carbono equivalente (kg CO2eq) por unidad de producto y es calculada según la norma vigente PAS 2050 y las directrices establecidas por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC). La HC se calcula de la siguiente manera: Emisiones netas de CO2 equivalente (kg)/leche o carne producidas (kg) El CO2 equivalente (CO2 eq) constituye la suma de los tres gases principales: dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y óxido nitroso (N2O). Cada uno de los gases de efecto invernadero afecta a la atmósfera en distinto grado y permanece allí durante un periodo de tiempo diferente. El óxido de nitrógeno y el metano, los principales GEIs generados en la producción ganadera, perduran décadas, mientras que el impacto del CO2 puede durar milenios. La medida en la que un GEI determinado contribuye al calentamiento global se define como su Potencial de Calentamiento Global (PCG). Para hacer comparables los efectos de los diferentes gases, el PCG expresa el potencial de calentamiento de un determinado gas en comparación con el que posee el mismo volumen de CO2 durante el mismo periodo de tiempo, por lo que el PCG del CO2 es siempre 1, mientras que el PCG del metano durante 100 años es 25 y el del óxido nitroso es 298. Esto significa que las emisiones de una tonelada métrica de metano o de óxido nitroso son equivalentes a las emisiones de 25 y 298 toneladas métricas de dióxido de carbono, respectivamente (Red Ambiental de Asturias, 2019). Debido a su gran poder de calentamiento global, el metano procedente de la fermentación entérica y el óxido de nitrógeno del estiércol, suponen la mayoría de las emisiones del ganado (Manzano y White, 2019). Dado que el metano procede en su mayoría de la fermentación entérica que tiene lugar en el aparato digestivo de los rumiantes, y desde una perspectiva simplista, teniendo en cuenta únicamente los datos sobre emisiones brutas en las granjas, desde distintos ámbitos se está proponiendo una intensificación de los modelos de ganadería, con objeto de reducir dichas emisiones. Se recomienda sustituir a los rumiantes por los monogástricos cuando esto sea posible, que producen menos metano y son más productivos, con lo cual el valor de la HC disminuye al dividir las emisiones por una gran cantidad de unidades de producto. Otro concepto que conviene aclarar es el de las emisiones netas de GEI, que son el resultado de restar a los GEIs emitidos, el carbono capturado o secuestrado por la vegetación y el suelo asociados a la ganadería en cuestión. La vegetación actúa como sumidero de carbono, lo cual contribuye a compensar los gases emitidos. Por tanto, para la sostenibilidad de las actividades agropecuarias, tan importante como reducir las emisiones de GEIs resulta incrementar las capturas de Tabla 2. Contribución de las fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero (kg CO2eq por kg de leche corregida en grasa y proteína según la normalización Robertson et al. 2015) y del secuestro de carbono, en distintas granjas de estudio. G1: granjas pequeñas de baja productividad y baja dependencia de insumos externos para la alimentación de los animales; G2: granjas medianas con una productividad media-alta y gran dependencia de insumos externos y G3: granjas grandes con productividad medio-alta y baja dependencia de insumos externos. Tabla 1. Características de las distintas granjas de estudio. G1 granjas pequeñas de baja productividad y baja dependencia de insumos externos para la alimentación de los animales; G2: granjas medianas con una productividad media-alta y gran dependencia de insumos externos y G3: granjas grandes con productividad medio-alta y baja dependencia de insumos externos (Mena et al. 2017).

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