CK26 - Tierras Caprino

SANIDAD Y LONGEVIDAD VAN DE LA MANO editorial MANUEL SÁNCHEZ RODRÍGUEZ Doctor en Veterinaria. Profesor Titular de Producción Animal de la Universidad de Córdoba. e presta una especial atención en este nuevo número de Tierras Caprino, ya el 26, a dos cuestiones claves para la rentabilidad de los rebaños caprinos: La sanidad y la longevidad de las reproductoras. En las explotaciones afectadas con patologías mayores es imposible que los animales muestren todo su potencial genético de producción y transformen e cientemente el alimento en leche. Por otro lado, la longevidad media de las cabras de un rebaño es igualmente determinante, ya que los costes de compra o recría de la reposición son muy altos en nuestros sistemas, por lo que si la producción vitalicia de los animales es baja, los costes de amortización del capital vivo son muy altos por cada litro de leche producido, pudiendo suponer desde el 50 hasta el 30% de los costes totales de producción de un litro de leche en cabras que solo hacen una o dos lactaciones en el rebaño respectivamente, lo que imposibilita que estos animales sean rentables. Solo con longevidades medias de al menos tres lactaciones, los costes de amortización bajan a cifras razonables. Ya se ha comentado reiteradamente que la situación sanitaria en el sector caprino español no es la adecuada, y ha sido el primer caballo de batalla del sector y de esta publicación desde sus inicios. Aunque hay que reconocer que en los últimos años los ganaderos más avanzados están trabajando para mejorarla, y están exigiendo a las administraciones planes sanitarios acordes con la realidad, no se ha avanzado con la velocidad requerida. Además, existen diferencias notables entre las distintas CC AA, por lo que es urgente, de una vez por todas, uni car los criterios y poner en marcha un Plan Sanitario Nacional armonizado. Un plan sanitario que aborde como mínimo brucelosis, tuberculosis, paratuberculosis, scrapie y agalaxia contagiosa, tanto por el carácter zoonótico de las dos primeras, como por la gran incidencia económica en las explotaciones de todas ellas. Pero que debería incluir también la ebre Q y la artritis encefalitis caprina por las mismas razones, aunque lógicamente habrá que acometerlo con una graduación diferenciada en función del estatus sanitario inicial de cada rebaño. Sin duda, el nivel sanitario de las ganaderías está ya siendo, y va a continuar como el principal elemento diferenciador en la reestructuración del sector, con un claro escenario de disminución del número de explotaciones, donde tendrán una clara ventaja las que tengan una sanidad más elevada. Volviendo a la longevidad, hay que señalar que nuestra situación tampoco es buena, ya que las tasas de reposición media en nuestras ganaderías son altas, y esta situación está estrechamente ligada y provocada a su vez por la mala sanidad, ya que muchas muertes y desechos se deben a estas patologías mayores comentadas anteriormente. Por tanto, al mejorar el nivel sanitario mejorará paralelamente la longevidad, consiguiendo un mayor número de lactaciones medias por cabra y unas producciones vitalicias más altas. No obstante, para seguir avanzando en el incremento de la longevidad y la producción vitalicia de sus animales, los ganaderos y los técnicos no pueden dejar atrás los aspectos del morfotipo lechero en sus esquemas de selección, ya que animales cada vez más productivos exigen una estructura ósea más fuerte, mayores capacidades, buenas patas y una ubre bien implantada, características que permitirán una mayor durabilidad frente a las exigencias de las altas producciones lecheras. S

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