nº 26 - pág 34 tierras CAPRINO] 2019 X Foro Nacional del Caprino jóvenes los que habitualmente muestran signos clínicos más severos (Sadeghian et al., 2011). En general, el brote se suele presentar de manera aguda y puede iniciarse en la granja con la aparición de muertes súbitas. Los animales que sobreviven pueden recuperarse o evolucionar a una forma subclínica, caracterizada por una bronconeumonía crónica, reduciéndose la capacidad pulmonar y la eficiencia en la ganancia de peso. Esto afectará a la economía de la explotación ganadera y a la salud de esos animales en un futuro. PREVENCIÓN Y CONTROL Al igual que otras patologías, la antibioterapia representa la herramienta más poderosa para combatir tales infecciones. Sin embargo, debido el aumento de las resistencias antimicrobianas, la eficacia de los antibióticos utilizados para controlar las infecciones por Pasteurella y Mannheimia podría verse reducida drásticamente (Kehrenberg et al., 2001). Es por ello que cobra especial relevancia el empleo de una correcta estrategia profiláctica para el control y la lucha frente a la enfermedad. En este sentido, la vacunación resulta un método alternativo para reducir la incidencia de aparición de la enfermedad y para minimizar el uso de agentes antimicrobianos. Actualmente existen varios tipos de vacunas contra la pasteurelosis a nivel mundial (Verma y Jaiswa, 1998), aunque se debe tener en cuenta, al existir más de un serotipo circulando, la falta de protección cruzada. Tal como se comentó, al estar tan están influenciadas la pasteurelosis y la manheimiosis por una amplia variedad de factores de riesgo ambientales y de gestión, la reducción o incluso la eliminación de tales factores predisponentes cobra una gran relevancia (Berhe et al., 2017) En general, para evitar la aparición de neumonías se deben de tener en cuenta una serie de recomendaciones. En primer lugar, se debe tratar de ofrecer a los animales un ambiente adecuado. En este sentido, deben tener una temperatura adecuada, entre 10 y 18°C, una humedad relativa óptima (6080%), adecuada ventilación que garantice una renovación del aire como mínimo dos veces al día, una luminosidad adecuada, camas secas y una densidad de animales idónea (2 - 2,4 m2 de establo por cabra). Por otro lado, las instalaciones deben de ser adecuadas, que garanticen una protección a los animales de la intemperie y que creen un microclima y confort óptimos para las cabras. Además de ello, el diseño de las mismas debe permitir un manejo adecuado, en el que podamos separar por lotes y aislar animales enfermos. TRATAMIENTO Para el tratamiento de la enfermedad se debe recurrir a una antibioterapia adecuada usando el fármaco que es más efectivo. El tratamiento inicial se debe efectuar en base a la experiencia previa, o lo que es lo mismo, en función de los resultados de cultivos y antibiogramas de aspirados transtraqueales o necropsias. Como terapia de soporte a los antimicrobianos, se recomienda administrar vitamina E y selenio, broncodilatadores y/o AINE´s (antiinflamatorios no esteroideos) (nunca corticoides). En el caso de tener varios animales afectados dentro de un lote, y una vez confirmada la presencia de la enfermedad, el tratamiento puede administrarse a todos los animales del mismo. Es lo que se conoce con el término ‘metafilaxis’ (incluido siempre en el contexto de la expresión ‘tratamiento y metafilaxis’). Este debe ser interpretado ‘en combinación’, es decir, se refiere a la administración del medicamento tanto a animales enfermos como a aquellos clínicamente sanos, pero presumiblemente infectados, que están en contacto con los animales enfermos. De tal manera que se consiga reducir la morbilidad y la mortalidad en animales que aún no hayan desarrollado los síntomas para prevenir la propagación y la aparición de signos clínicos de la enfermedad. Por último, a fin de lograr una adecuada profilaxis, y como hemos indicado previamente se debe tener un manejo adecuado, para ello se ha de garantizar que la nutrición adecuada, administración del calostro correctamente, aislamiento de animales enfermos y tras el transporte, evitar sobrepoblación y muy importante seguir protocolos adecuados de vacunación, fundamentalmente frente a micoplasma y Pasteurella. El diagnóstico correcto a través de cultivo y antibiograma posterior es fundamental, no sólo a la hora de responder eficazmente frente a la enfermedad sino a fin de evitar la aparición de resistencias, que complique futuros tratamientos frente a estas bacterias. Se ha demostrado que frente a estos microorganismos se pueden usar varios grupos farmacológicos tienen una alta sensibilidad a los betalactámicos, también frente a tetraciclinas, macrólidos, sulfonamidas potenciadas, fenicoles, lincosamidas y fluoroquinolonas de segunda generación. Si bien hay que resaltar que se han descrito resistencias a muchas de ellas (Kehrenberg et al., 2001a; Kehrenberg et al., 2001b; Kehrenberg et al., 2005; Rice et al., 2007; Kehrenberg et al., 2008). Por otro lado, se ha demostrado que Pasteurella causa alteraciones en los factores sanguíneos y electrolitos y provoca lesiones leves graves del tejido pulmonar. Por lo tanto, cuando
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