existente —que se ha ampliado para mejorar su capilaridad y la información que transmiten—, así como las cámaras para gestionar en tiempo real el tráfico rodado. Los objetivos que se persiguen son comunes: atenuar los atascos, lo que redunda en una menor contaminación atmosférica y acústica. Además, se reducen las pérdidas de tiempo de los usuarios del transporte público en superficie y, obviamente, las de aquellos que utilizan sus vehículos privados para desplazarse por ambas ciudades. En la tercera ciudad más poblada, Valencia, se está haciendo hincapié en la mitigación de la contaminación acústica gracias a la información que recopilan los sensores que miden los decibelios generados por el tráfico. También la capital guipuzcoana, San Sebastián, ha logrado reducir los decibelios que sufrían los residentes en el casco de la ciudad, una mejora a la que se suma la menor presencia de partículas contaminantes. En Sevilla las autoridades municipales están poniendo el acento en la mejora de la seguridad vial mediante la información aportada por las cámaras de tráfico. El sistema es capaz de identificar situaciones peligrosas, como accidentes o atascos, y alertar a las autoridades y a los conductores en tiempo real. Contaminación ambiental y acústica van de la mano y en ciudades turísticas, una categoría cada vez más concurrida en nuestro país, la reducción de ambas propicia beneficios, en primer lugar, a los residentes, pero también a los visitantes, que —cada vez más— buscan destinos saludables en sus viajes. Más allá de las ciudades más pobladas, hay ejemplos de cómo una línea de actuación coherente y continuada a nivel municipal propicia avances evidentes. Un ejemplo es el de la capital cántabra, Santander, que ha apostado por la tecnología como vehículo de crecimiento y desarrollo. Esa apuesta se materializa en el Plan Estratégico ‘Santander Smart Citizen’, una herramienta que está permitiendo mejorar los servicios a los residentes en la ciudad, además de favorecer la sostenibilidad ambiental y económica. Prueba de la relevancia que ha adquirido Santander en sus avances inteligentes es que en la edición de este año de Greencities fue la ciudad invitada. Entre otros objetivos, ‘Santander Smart Citizen’ contempla la implantación de un sistema de tarjeta ciudadana para vecinos y visitantes que se irá implantando de manera progresiva en la red de bibliotecas, servicios turísticos y culturales, transportes urbanos, Instituto Municipal de Deportes, servicios municipales, juventud, tercera edad, entre otros. Además, el ayuntamiento santanderino pretende “unificar y homogeneizar el acceso, identificación y pago del ciudadano a los servicios municipales”, reduciendo así la burocracia y los tiempos de espera al agilizar los procesos de registro, identificación, acceso, pago y uso de los servicios. ESTRATEGIAS DURADERAS EN EL TIEMPO Otras ciudades, como Bilbao, Alicante, Benicàssim (Castellón), entre otras muchas, están implantando contenedores inteligentes que, a través de la información que remiten a los gestores municipales, avisan de cuándo están a punto de llenarse para que los camiones de recogida reduzcan así la distancia recorrida. Los beneficios son variados: menor contaminación ambiental y acústica, mayor productividad de los servicios de recogida de residuos, más limpieza… Éste es un clarísimo ejemplo de los avances en sostenibilidad que aporta el buen uso de las posibilidades que abren tecnologías como el Big Data, aunque esas posibilidades deben ser diseñadas por un equipo de técnicos y responsables políticos que tengan claros los objetivos perseguidos con este despliegue de herramientas digitales. A pesar de los proyectos, de las iniciativas que ya existen, el desarrollo del Big Data aplicado a las ciudades tiene aún mucho camino por delante. La confluencia con otras herramientas como la Inteligencia Artificial, el Machine Learnig y el Internet de las Cosas abre multitud de oportunidades, todas ellas decididas e impulsadas por los equipos de gobierno municipales, que deben establecer sus prioridades y lograr convencer a las fuerzas políticas en la oposición de que este tipo de iniciativas deben estar alejadas de sucesivas reinvenciones tras cada cambio del equipo de gobierno municipal. n Benicàssim (Castellón) ha logrado 445.000 euros de los Fondos Next Generation para mejorar la gestión de los residuos municipales. Entre otras mejoras, se instalarán contenedores inteligentes para la recogida de biorresiduos. 55 ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
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