br ne ea wki sng El 58% de las personas con discapacidad no pueden salir de sus casas por la falta de ascensor. Es un dato que da mucho que pensar, sobre todo si tenemos en cuenta que el 100% de la población pasa ocho años de su vida en situación de discapacidad. l Asumido pues que las denominadas ‘personas con discapacidad’ somos todos (aunque sea potencial y temporalmente), quizás la cifra de que en EspanÞa 5 millones de edificios no son accesibles y 1,2 millones de edificios carecen de ascensor debiera dejar de ser solo una fría cifra para convertirse en un motivo de concienciación social. l Y es que, más de nueve meses después de la fecha tope fijada en cumplimiento al Real Decreto Legislativo 1/2013 para que todos los espacios públicos urbanizados y edificaciones sean accesibles, la realidad es que aún son muchas las personas encerradas en sus viviendas. l Y, lo que es más preocupante, a nadie parece importarle (desde el punto de vista de las administraciones) si tenemos en cuenta la ausencia de medidas (ya sean sancionadoras para quien no cumple o en forma de ayudas para quien no puede cumplir). l Es más, recientemente salía publicada la noticia de que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha condenado al Gobierno regional a indemnizar con 33.353,66 euros más intereses a una comunidad de propietarios de Getafe por el impago de la ayuda comprometida para la instalación de un ascensor. Una sentencia que, con suerte, podría crear jurisprudencia para las alrededor de 18.000 viviendas de la Comunidad que se calcula que están afectadas por la misma situación. l No es de extrañar que la cuestión de la accesibilidad fuera uno de los temas estrella de la II Jornada Sectorial del Ascensor organizada por FEEDA y que, este año, se celebró bajo el lema ‘Comprometidos con la sociedad’ y abordó, además del mencionado tema de la accesibilidad, otros igualmente relevantes como los de la sostenibilidad o la seguridad de los ascensores. l La sostenibilidad fue, asimismo, el tema central del congreso de la European Lift Association (ELA), celebrado este año en Estocolmo. Al igual que sucede con la cuestión de la accesibilidad, «el desarrollo sostenible no se logrará solo con buenas ideas o buenas políticas: debe ser asumido por la sociedad en general como un principio guía e implementado por las empresas y los sectores económicos», como aseguró el presidente saliente de la ELA, Jorge Ligüerre, en su discurso de apertura. l Es ahí donde entran en juego las nuevas tecnologías y los desarrollos inteligentes. Los edificios inteligentes –por supuesto, 100% accesibles– son claves en este sentido si tenemos en cuenta que los edificios, actualmente, representan el 40% de la demanda de energía primaria de la UE, lo que supone más que el transporte y más que la industria. l Las estrategias inteligentes de innovación y renovación pueden reducir esto en un 80%, lo que ahorraría a la UE más del 30% de su uso total de energía: un ahorro equivalente a 4.000 millones de barriles de petróleo al año. l Y los smart lifts o ascensores inteligentes tienen un papel clave que desempeñar en este esfuerzo a nivel europeo de modernizar el parque de edificios de Europa y hacerlo más eficiente desde el punto de vista energético, con el objetivo del establecimiento de edificios con energía cero para 2030. l Afortunadamente, cada vez son más firmas las que tienen claro este enfoque -(aunque aún quede un gran camino por recorrer-. Prueba de ello son los resultados de los recientes Premios Ciudadanos, que han premiado a dos firmas de ascensores, Zardoya Otis y ThyssenKrupp, con el Premio Ciudades Inteligentes. La primera, por su contribución a la movilidad urbana y, la segunda, como reconocimiento a “su compromiso con la innovacioìn en sus productos, mejorando las prestaciones a los ciudadanos y optimizando los espacios y las teìcnicas utilizadas en fabricacioìn”. l Pero ni la accesibilidad universal ni el mayor de los compromisos con el medio ambiente sirven de nada si no se puede garantizar una total seguridad de los ascensores. l Pese a ser uno de los medios de transporte más seguros, lo cierto es que de las recientes reuniones mencionadas no podemos dejar de concluir que los accidentes -(en su mayoría leves, pero también graves y mortales- no han hecho sino aumentar en los últimos ejercicios tanto en España como en Europa, tanto por lo que se refiere a usuarios como a trabajadores. l Sirva como ejemplo a este respecto que los Bomberos de la ciudad de Barcelona realizaron el pasado año 1.414 rescates de personas atrapadas en ascensores de la ciudad – colocándose en una de las mayores categorías de sus intervenciones–, ¡un 22,42% más que en 2016!, cuando realizaron 1.155 rescates. l Se ha hablado en muchas ocasiones de la relajación de las exigencias en cuanto a las tareas de mantenimiento e inspección de ascensores que, unidas a la mayor exigencia en cuanto a número de ascensores revisados por un mismo operario y la guerra de precios que caracteriza el sector, acaba por ser una auténtica «bomba de relojería». l De ahí que, más allá de los avances que nos pueda aportar la tecnología (todo el mundo tiene puestas sus esperanzas en el mantenimiento predictivo y preventivo), nos unamos a la reivindicación que José Maria Compagni realizaba recientemente en su ‘Blog sobre dirección de empresas del sector del ascensor y la edificación’, a raíz de su participación en una mesa de trabajo sobre seguridad: «El enfoque correcto no es tanto el cumplir con los requisitos legales, que también, sino que los gestores de las pymes asuman que, además de ascensoristas, son gestores con una organización entre sus manos que tiene que funcionar en base a personas cualificadas y motivadas».
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