usadas para mover la cabina en caso de emergencia, hablaríamos básicamente de baterías de plomo». No son, desde luego, las únicas tecnologías existentes, pero sí las que, hasta el momento y en la mayoría de los casos, cubren las expectativas del sector, y por tanto, los cambios son lentos, de acuerdo con el principio - por otro lado, suficientemente contrastado- de que «aquello que funciona y no da problemas, mejor no tocarlo». En efecto, en el mercado han aparecido nuevas tecnologías, como el Plomo Cristal, el plomo ácido gelificado, el LifePO4 (litioferrofosfato) de la familia ion-litio, el NiMH (Níquel Metal Hidruro) o las baterías alcalinas. En el sector se admite que estas tecnologías no se conocen adecuadamente, pero cuando se quiere pasar a prestaciones superiores entonces necesariamente se adoptan. «Si se necesita reducir el peso de la batería -explica un proveedor- o aumentar la capacidad sin incrementar demasiado el peso o, simplemente, ofrecer una mayor vida al producto, hay que acudir a las tecnologías del Plomo-Cristal, del Gel o del litio». Ciertamente, cada tecnología tiene sus pros y sus contras, y el usuario ascensorista debe evaluar estas cualidades, entre las que no figura en último lugar sus condiciones de carga y descarga. La tradicionales de plomo son las más económicas, pero también, en relación con su potencia, las de mayor peso. Además, si sufren descargas totales de varios días ya no pueden volver a cargarse. Como evolución natural de la tecnología de plomo, se presentan dos soluciones avanzadas. Por un lado, el Plomo-Cristal, cuya sustancia interna, una solución ácida de SiO2, permite que la batería dure hasta 20 años y admita descargas profundas, de modo que reduce notablemente los costes de mantenimiento. Además, debido a su baja auto-descarga, pueden permanecer almacenadas hasta un periodo de dos años, desde su fecha de fabricación, sin tener que recargarse. Por otro lado, la tecnología de plomo ácido en gel, que reduce extraordinariamente la necesidad de su mantenimiento, se muestra perfectamente adaptada a entornos de temperatura no controlados, presentándose como una solución idónea para multitud de ascensores. La tecnología de Níquel Metal Hidruro (NiMH) aparece como la mejor candidata a sustituir a las tradicionales de plomo y a las de NiCad. En este último caso, se trata de un paso necesario, aunque lento, porque el cadmio está llamado a desaparecer como componente de baterías, al menos, a reducirse su presencia en las mismas, de acuerdo con las sucesivas directivas emanadas de Bruselas y con una fecha límite de aceptación establecida en 2017. Las baterías de NiMH ofrecen capacidades al alza (y precios a la baja), pero requieren un cargador capaz de detectar cuando se completa su carga para poder cortar el suministro, pues de lo contrario, el exceso de carga se convierte en pérdida de capacidad. Como evolución de las de níquel, aparecen las de litio, como las de litio-ferrofosfato, potentes y ligeras, con elevada densidad energética y auto-descarga reducida, si bien todavía se encuentran en un nivel elevado de precio y además requieren sofisticados cargadores con circuitos de protección. Por último, las baterías alcalinas resultan especialmente útiles en aplicaciones especiales de emergencia, ya que en reposo su descarga es mínima y el cargador puede conectarse esporádicamente. Con esta oferta a mano y una demanda que impulsa y seguirá impulsando la exigencia de mayores prestaciones, el sector de baterías para ascensores detecta que, a pesar del actual nivel de tecnificación en los ascensores, todavía queda un largo camino a recorrer para la optimización en el uso de las tecnologías disponibles. Los proveedores del sector son conscientes de las necesidades específicas de las empresas ascensoristas. «El sector ascensorista –explica uno de ellos- precisa baterías ligeras y seguras, con mayor número de ciclos de vida, sin mantenimiento, económicas, con relativa poca capacidad de carga, capaces de trabajar en condiciones extremas, con mayores densidades energéticas y una importante potencia para su uso en casos de emergencia». Y cuanto mas complejas sean las prestaciones del ascensor y mayores las medidas de seguridad, la tendencia será la de necesitar mayores capacidades y mas larga vida. Aquí es donde -sigue argumentando este proveedor- la necesidad obligará a dar un paso adelante y pasar a las baterías de PlomoCristal, que ofrecen un mayor numero de ciclos y unas condiciones de trabajo con un mayor rango de temperatura, de -40ºC a 65ºC; a las de Litio de potencia, las LiFePO4, que son mucho mas caras pero mas ligeras, o a las de tecnología gel, sin mantenimiento, potentes y fiables, resistentes en ambientes de temperatura no controlada. 50 - Ascensores y Montacargas
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