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có como obligación y derecho fundamental, no llegó hasta el año 2013, con el RD Legislativo 1/2013, de 29 de noviembre, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley General de derechos de las personas con discapacidad y de su inclusión social. Según esta ley, las personas con discapacidad tienen derecho a vivir de forma autónoma y a participar plenamente en todos los aspectos de la vida social. Ahí se define legislativamente, por primera, vez la accesibilidad universal como «la condición que deben cumplir los entornos, procesos, bienes, productos y servicios, así como los objetos, instrumentos, herramientas y dispositivos, para ser comprensibles, utilizables y practicables por todas las personas en condiciones de seguridad y comodidad y de la forma más autónoma y natural posible. Con este marco legislativo, se tuvieron que adaptar y reescribir otras muchas leyes, entre ellas, la Ley de Propiedad Horizontal, que dispone los derechos, responsabilidades de los vecinos de las comunidades de propietarios. El papel del sector de la elevación Como se puede deducir, el sector de la elevación, desde su nacimiento, tuvo que ir adaptándose a los requerimientos de seguridad, usabilidad y accesibilidad. Así, a nivel normativo, también se habían redactado años antes (en 2004), textos que describían qué características debían de tener los ascensores accesibles y practicables, en concreto, las ‘Reglas de seguridad para la construcción e instalación de ascensores. Aplicaciones particulares para los ascensores de pasajeros y de pasajeros y cargas. Parte 70: Accesibilidad a los ascensores de personas, incluyendo personas con discapacidad’, cuya última revisión es de 2018, UNE-EN 81-70:2018. Hoy día, solo en España, los ascensores son usados por personas que hacen más de 300 millones de viajes diarios, cifra que indica la más absoluta necesidad de que los edificios sean accesibles y eso es posible gracias, entre otras cosas, a la legislación y al ascensor. No obstante, se estima que, en España, quedan más de 1,2 millones de edificios en altura que carecen de ascensor y el 63% de los que sí lo tienen no son accesibles desde la calle, fundamentalmente, por la existencia de escaleras de entrada a los portales o hasta el rellano del propio ascensor. Por último, solo el 0,6% de los edificios de España cumple íntegramente con todos los criterios de accesibilidad (escaleras, ascensores, porteros automáticos, altura de buzones, etc.). En continua evolución A lo largo de muchas décadas, se han ido fabricando e instalando ascensores –y edificios– bajo criterios técnicos y legales distintos en cada momento, lo que ha ido haciendo necesario legislar para ir adecuado o aproximando el parque existente de ascensores en España a las nuevas leyes y normas cada vez más exigentes. El próximo cambio técnico legislativo vendrá a principio de 2023, con la publicación de la nueva ITC- AEM 1 de ascensores, que traerá notables cambios. En términos de accesibilidad, incorporará la adopción de medidas para lograr mejores precisiones de parada de los ascensores, al objeto de facilitar el embarque y desembarque seguro y cómodo de personas con movilidad recudida. También se regulará la indicación luminosa visible de la posición de la cabina en las plantas. Del mismo modo, se regula la manutención de aquellos elevadores ‘lentos’ (Directiva de Máquinas), instalados en viviendas unifamiliares o colectivas, que fueron instalados por necesidades de accesibilidad. Avances tecnológicos para ciudades inteligentes Además, empresas, asociaciones y fundaciones, trabajan juntos desde hace tiempo en la creación de sistemas de uso del ascensor más accesible. Un caso de éxito reciente viene de la mano de Fundación Once, Nayar Systems y FEEDA, con la creación del sistema Pulse, una aplicación para el smartphone que permite que usuarios con distintas discapacidades puedan hacer uso del ascensor, sin tocar los botones, seleccionando en su aplicación adaptada el ascensor y el piso al que quiere viajar; en el ascensor, se han instalado unos dispositivos que se enlazan y comunican automáticamente con los usuarios que tengan la aplicación. El sistema discrimina usuarios en el entorno, ascensores disponibles, llamadas y destinos solicitados y los atiende. Los distintos avances tecnológicos, de diseño y arquitectónicos han propiciado la aparición de un nuevo concepto global desde hace unos años: las smart cities, a las que el sector de la elevación se ha sumado –e impulsado– desde el primer momento. Bajo ese concepto, el sector de la elevación trabaja hoy día en aspectos relevantes para la accesibilidad y la seguridad, como la detección en remoto, la telemonitorización, el mantenimiento predictivo y la solución en remoto de ciertas averías. El nuevo diseño de ciudades contempla la movilidad de las personas, incluso en situaciones de topografíamuy desfavorable, con la instalación de elevadores que salvan grandes desniveles entre calles adyacentes, accesos a playas con ascensores, comunicación de barrios en fuertes pendientes con escaleras mecánicas y otras soluciones de movilidad y de accesibilidad. Por su parte, los departamentos de I+D+i de los fabricantes de ascensores contemplan la movilidad y la accesibilidad de todo tipo de usuarios, como parte inherente de cada proyecto. El ascensor, clave de la movilidad y de la accesibilidad Permitir la movilidad autónoma y segura de toda clase de personas es la razón de ser del sector de la elevación, que contribuye de forma decisiva a la plena inclusión social y bienestar de todas las personas. Como muestra de la importancia que tiene la accesibilidad y la movilidad en nuestro sector, FEEDA ha bautizado la V Jornada sobre el sector de la elevación que se celebrará el próximo 29 de noviembre en Madrid como ‘El ascensor, clave de la movilidad y de la accesibilidad’. 11 - Ascensores y Montacargas

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