50 Pero, tras más de una década de buscar lo espectacular, este enfoque muestra signos de desgaste. Los interiores diseñados solo para causar un impacto inmediato se han vuelto predecibles, repeticiones de la misma fórmula sin sentido y conexión con el lugar, la marca o las personas. Esta transformación hacia espacios más significativos es especialmente evidente en lugares como las oficinas, donde el diseño se ha volcado hacia el bienestar y el consumo consciente. La era de los toboganes y futbolines ha dado paso a ambientes que fomentan la concentración, la colaboración y la tranquilidad, con atención al confort acústico y la iluminación natural. En el hospitality y el retail, sin embargo, el valor de sorprender sigue vigente. Son lugares donde, a diferencia de la oficina o el hogar, el visitante puede disfrutar sin remordimientos. Pero esa sorpresa no debe ser superficial. La clave ahora es replantear la sorpresa. No se trata de añadir más elementos llamativos, sino de generar un ‘asombro con propósito’. En hoteles, el diseño debe ser un puente auténtico entre el viajero y el destino, usando materiales locales, colaborando con artesanos y contando historias que conecten con la cultura del lugar. En retail, el diseño debe reflejar la esencia de la marca y conectar emocionalmente con sus clientes. En restaurantes, el espacio debe ser una extensión de la propuesta gastronómica, un complemento que realce la experiencia y no algo desconectado de la carta, como sucede en locales donde el kimchi o el tartar de atún se acompañan de neones fucsia y jardines preservados, creando una evidente desconexión entre espacio y oferta. El nuevo diseño en hospitality y retail debe ir más allá del ‘WOW’ y abrazar un enfoque que conecte genuinamente con los usuarios. No se trata de deslumbrar, sino de inspirar y conectar, de ofrecer algo que deje huella. Es tiempo de transformar el ‘efecto WOW’ en experiencias memorables que inviten a quedarse, explorar y sentir. n Muerte por WOW, de cómo Instagram casi rompe el diseño Pepa Casado D’Amato, fundadora de Futurea La etiqueta de ‘efecto WOW’ se acuñó en la década de los 90, pero su relevancia en el diseño de interiores se disparó el 6 de octubre de 2010. Ese día nació Instagram, cambiando para siempre la manera de diseñar espacios. Desde entonces, el efecto WOW se convirtió en el mantra de cualquier ‘brief’ de interiorismo: diseñar para impactar, ser fotografiado y compartido.
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