PPROYECTO Para ello, el proyecto renuncia a formalizar la vivienda en un único espacio y opta por un conjunto de cuatro volúmenes independientes, con una extensión total de 700 m2, que se despliegan como un abanico mirando el mar en el horizonte, unidos por un eje de circulación que se une a la ladera. De esta manera, se establece una clara dicotomía entre una cara más opaca que mira a la falda de la montaña y otra cara claramente transparente que se abre hacia las vistas. Para reforzar esa transparencia, los elementos portantes se retranquean para permitir unas esquinas acristaladas que desmaterializan el volumen y dirigen una mirada oblicua hacia el horizonte. Con esto, se da prioridad a la gran entrada de luz natural que se protege mediante una celosía de grandes lamas verticales de madera. Otro de los recursos es el uso de grandes pérgolas en voladizo que, a su vez, contribuye a prolongar el espacio Empleo de la piedra extraída en la montaña como recurso como zócalo visto en esta vanguardista vivienda que firma Ramón Esteve Estudio.
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