ENTREVISTA 18 Cuando me refiero a la especialización, quiero decir que quizás algunos se dirigen más a la vivienda y otros a otro tipo de proyectos. TR: Más que enfocar nuestra labor por programas, porque hacer un equipamiento es similar a hacer una vivienda unifamiliar -desde el punto de vista de la conceptualización de estrategia no es muy distinto-, sí hay sensibilidades o afinidades distintas por temáticas, aunque todas tienen cosas en común. Es decir, no estamos hablando de un geógrafo, una antropóloga, un filósofo y un arquitecto que se juntan. Somos siete arquitectos, todos con práctica propia en cinco empresas -hay dos parejas que tienen empresa-, con implicación en la docencia, que implica investigaciones con una temporalidad más corta, por ejemplo, a través de workshops, exposiciones o, incluso, conferencias, como las que Mariona y yo estamos comisariando en la ETSAV. Son experiencias que saltan más allá de la práctica. Además, tenemos la investigación que hemos desarrollado en distintos momentos cada uno de nosotros, el último ha sido Pau Bajet que ha conseguido el doctorado en Londres hace unas semanas. Hay sensibilidades o aproximaciones distintas. Y aquí sí que se podría adjetivar un poquito a cada uno de nosotros, desde cómo vemos la arquitectura, a qué campos nos interesan dentro de la construcción de conocimiento arquitectónico. Por ejemplo, me atrevería a decir que José Zabala está muy introducido en el mundo editorial, tiene un conocimiento profundo, muy centroeuropeo. O Pau Bajet, que estaría muy vinculado a las prácticas vinculadas al mundo anglosajón, porque se ha doctorado en Londres. Y tanto Mariona como yo tendríamos aproximaciones distintas, con más experiencia en eventos efímeros, según las prácticas que hemos tenido. Pero la experiencia de cada uno de nosotros hace que podamos aportar visiones complementarias desde experiencias y sensibilidades distintas. ¿La UIA marca directrices de cara a hacer la programación y cómo influye, si es así, en vuestro comisariado? TR: Esto se está gestando ahora mismo. Hay un pliego de concurso, donde había unas directrices bastante abiertas y genéricas, que podíamos interpretar libremente, que es lo que hicimos porque no había ninguna consigna sobre otros condicionantes. Es cierto que la UIA ahora ha entrado en interlocución con nosotros y hemos tenido ya algunas reuniones. Es la primera vez que se ha organizado un concurso para designar el comisariado, pero también es disruptivo tener una identidad visual previa a tener una idea o un lema que defina el congreso. En este caso se ha hecho al revés, es decir, hay una identidad visual que nos está acompañando y que habéis heredado. ¿Os ha marcado en algo esta identidad visual previa? MB: No. Pero es verdad que no estamos solos en esto, por lo que no podemos decidir solos. Hay una serie de interlocutores que tienen cosas que decir y a los que todavía no conocemos. Estamos empezando a vislumbrar que quizás tendremos que ceder en algunos planteamientos o cambiar un poco el guion. Pero no hemos tenido condicionantes previos, hemos sido totalmente libres a la hora de plantear nuestra propuesta. Pero, por ejemplo, si ahora si mirásemos el congreso de Copenhague, se centró en las ODS, los objetivos y metas del desarrollo sostenible, y la identidad visual estuvo muy apoyada en ello. Aquí, de repente hay una idea visual en que la B y Barcelona son muy potentes, con lo cual, puede parecer que Barcelona será muy importante. En el caso de Copenhague lo importante eran las ODS, no la ciudad donde se producía, con lo cual no sé si os ha marcado el hecho de Barcelona, en positivo, en negativo o como premisa. TR: Nos ha marcado sí, pero no quizá de la manera en que a lo mejor alguien podría pensar. Volviendo al tema del concurso, la UIA, desde que se constituye en 1948, cada dos o tres años ha nombrado una sede y designado unos comisarios, a los que ha sugerido una serie de condicionantes. Los comisarios han ejercido su labor para ese congreso en función de sus retos o preocupaciones, pero también incorporando los condicionantes que da la UIA. En nuestro caso, eso no ha existido. A partir de las bases del concurso, nosotros construimos nuestra propuesta. En cuanto al tema del diseño, creo que ni lo hablamos en ningún momento. De hecho, solo dos de nosotros asistieron a las reuniones iniciales donde se presentó, el resto nos incorporamos después. Hicimos nuestra propuesta con una distancia, no sé si voluntaria, pero sí necesaria y fresca, para abordar la temática, sin la preocupación de intentar interpretar lo que parecía que nos venía dado. Utilizáis Barcelona como 'laboratorio'. TR: Barcelona nos interesaba para dar respuesta a todas esas experiencias que estaban ocurriendo. Como en otros muchos lugares donde se había celebrado el Congreso de la UIA, Barcelona se convertía en una plataforma donde depositar otras arquitecturas, una excusa geográfica o de infraestructura para ubicar otras cosas. Si bien Barcelona también podría haber sido el lugar donde explicar sus bondades y sus virtudes, que tiene muchas, creíamos que no podíamos hacer eso. Teníamos que aprovechar el hecho de estar vinculados a la ciudad, de conocerla bien porque es donde trabajamos y proyectamos, porque llevamos muchos años aquí, para reconocer las carencias y los retos que tiene la ciudad, activarlas desde ese punto de vista. Y aquí es cuando aparece la palabra ‘laboratorio’. C M Y CM MY CY CMY K
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