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ENTREVISTA 17 en la universidad de La Salle. Además, Carme es la pareja de Pau. El grupo lo completa Pau Bajet. Los más jóvenes del grupo tenían ganas e interés por montar un equipo y de aquí surgió este conglomerado, que implicó trabajar juntos para presentar nuestra propuesta. La colaboración entre nosotros fue muy fácil, enseguida sentamos unas bases y fuimos organizándonos por grupos. Sois igualmente lo que denomináis un equipo plural, pues sois de generaciones distintas. MB: José, Tomeu y yo somos de la misma franja y los demás tienen diez o doce años menos. Tomeu Ramis: Somos amigos porque hemos tenido momentos de contacto en distintos formatos, en distintos lugares y situaciones. Dentro del grupo aparecen pequeñas subfamilias, pero todos estamos relacionados. Hay unos contactos de conjunto sin ser, por decirlo de alguna manera, una pandilla de amigos que quedamos todos los viernes. Teníamos intereses comunes y montar un equipo de distintas generaciones y con distintas aproximaciones fue absolutamente voluntario. Si bien es cierto que todos somos arquitectos, cada uno de nosotros tiene sensibilidades que se aproximan a intereses que podrían ser complementarios entre el grupo. En vuestra presentación mencionasteis una serie de conceptos que reflejan este espíritu, en el sentido que será un congreso muy transversal, transgeneracional, transoceánico, y transnacional. Ya vuestro propio equipo define lo que va a ser el Congreso. No sois una estructura piramidal. MB: Y nos gusta esta idea. Estamos muy cómodos con la idea de que no hay una jerarquía. Estamos los siete y da igual si hoy hemos venido Tomeu y yo como representantes. No hay un solo interlocutor, hay siete, igual de válidos, y todos vamos a contar la misma historia. El hecho de ser siete, ¿es algo casual? TR: Sí, fue algo casual. Nos juntamos y surgió así, como ocurre en las mejores ocasiones, casi por casualidad. Organizamos un par de cenas, discutimos sobre el tema, surgieron ideas y fuimos a por ello. En la primera cena planteamos algunas ideas y en la segunda ya surgieron temas que iban tomando cuerpo. Además, había algunas condiciones personales, como el hecho de que María estuviera embarazada y daba luz a principios de agosto. Aparte, estábamos en verano y cada uno tenía sus vacaciones programadas. Trabajamos más durante finales de agosto y septiembre. El hecho de ser siete no lo vimos como un problema, sino como una virtud. Es un proyecto ingente, que abarca muchos temas y muchas áreas, algunas que, seguramente, desconocemos. Ahora mismo estamos trabando nuestra propuesta con la UIA, que tiene cierta inercia e intereses, y es un proyecto enorme. Así, ser siete es una ventaja, porque estamos empezando a estructurar y a entender qué podemos ofrecer. Teníamos una idea durante el concurso, pero ahora mismo estamos empezando a entender de qué se puede ocupar cada uno de nosotros, trabajando por parejas o por subgrupos. Somos como satélites independientes y complementarios en la tarea del día a día. Interpreto que, aunque los siete sois arquitectos, de generaciones similares, el camino os ha dirigido hacia la especialización, a la denominada diversidad profesional. ¿Sois siete muy diferentes y complementarios o estáis muy enfocados hacia los proyectos? MB: Ahora somos muy de proyectos. Una de las ventajas de ser siete es que ninguno quiere dejar la práctica y dedicarse solo a esta tarea del comisariado. Creemos que será posible seguir participando en nuestros concursos, nuestras obras y seguir con todos los temas de nuestra profesión, del trabajo de despacho. Eso nos une. Todos los que estamos tenemos una práctica que nos mantiene ocupados. Tomeu Ramis y Mariona Benedito, en un instante de la entrevista con iARQCO.

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